El «tsunami» de Grillo barrió con fuerza el Parlamento. Un partido que en realidad no quiere serlo se convirtió de golpe en la fuerza parlamentaria más importante, poniendo patas arriba el panorama y la cultura política italiana. Y Grillo dejó ya muy claro que piensa boicotear una posible «gran coalición».
«Nosotros somos el obstáculo. Con nosotros no podrán (hacer la coalición)», afirmó en su blog. «Podrán continuar siete, ocho meses, hacer un desastre, pero intentaremos tenerlo bajo control».
En las elecciones se impusieron las fuerzas que invirtieron en la frustración social, dejando un país difícilmente gobernable.
Quo vadis, Italia? Quienes preveían este resultado advierten sobre una repetición del modelo griego. Pero en la vida como en la política, los italianos han demostrado una y otra vez que tienen experiencia en situaciones caóticas, y que tal vez lleguen a encontrar una salida. Aún así, los europeos han vuelto a mirar a Roma con preocupación y desconfianza.