Cae el Gobierno de Túnez tras el asesinato a tiros de un opositor

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La policía respondió con gases lacrimógenos a los ataques de los congregados en la avenida símbolo de la revuelta del 2011
La policía respondió con gases lacrimógenos a los ataques de los congregados en la avenida símbolo de la revuelta del 2011 FETHI BELAID< / span> AFP< / span>

Disturbios y ataques a las sedes de Ennahda, a la que se acusa del crimen

07 feb 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

La crisis política y social que vive Túnez se agravó ayer e hizo caer al Gobierno liderado por los islamistas de Ennahda tras el asesinato a tiros del dirigente opositor izquierdista y antiislamista Chokri Belaïd. Su muerte desató protestas en todo el país y ataques a las sedes del partido en el poder, al que responsabilizan del crimen.

El primer ministro, el islamista Hamadi Yebali, anunció anoche la formación de un Gobierno de tecnócratas sin filiación política hasta la celebración de nuevas elecciones. Poco antes, cuatro formaciones opositoras -el Frente Popular (izquierda), el Partido Republicano, Al Masar y Nidaa Tunes (centro)- habían exigido la dimisión del Ejecutivo, convocado para hoy una huelga general y anunciado su retirada de la Asamblea Constituyente.

A la falta de acuerdo sobre la nueva Constitución, Ennahda se enfrentaba a sus dos socios de Gobierno, que le exigían desde hace semanas la retirada de los islamistas de varias carteras.

Sindicatos, opositores y la familia de Belaïd acusan al partido en el poder del asesinato y de no haberle protegido tras recibir amenazas de muerte. «Acuso a Rashid Ghanuchi [líder de Ennahda] de haber ordenado asesinar a mi hermano», declaró a AFP Abdelmajid Belaïd. Muy crítico con el Gobierno, el opositor asesinado se había unido a una coalición de partidos, el Frente Popular, que plantea una alternativa de poder. El sábado había denunciado la violencia contra los suyos ejercida por los «mercenarios» de Ennahda.

El islamista Yebali se apresuró a condenar el «acto de terrorismo» y prometió detener al asesino. Según el primer ministro, Belaïd recibió tres tiros disparados a quemarropa de un individuo ataviado con el abrigo tradicional con una capucha. Otras fuentes hablan de tres agresores.

Regreso del presidente

El presidente de Túnez, Moncef Marzuki, un laico que mantiene tensas relaciones con los islamistas, condenó el «odioso asesinato», antes de adelantar su regreso al país desde Estrasburgo y anular un viaje a Egipto para afrontar la crisis.

Ante el hospital donde llegó ya cadáver Belaïd, se congregó a mediodía una muchedumbre encolerizada. Poco después estallaron enfrentamientos con la policía, que respondió con gases lacrimógenos en la avenida símbolo del levantamiento que acabó con el régimen de Ben Alí. Mientras, decenas de personas protegían la ambulancia que llevaba los restos del opositor al grito de «¡El pueblo quiere la caída del régimen!». También hubo disturbios en otras ciudades, entre ellas en Sidi Buzid, cuna de la revuelta del 2011.