Los gazapos del candidato del SPD allanan la victoria de Merkel

úrsula moreno BERLÍN / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Steinbrück, cuando era ministro de Merkel.
Steinbrück, cuando era ministro de Merkel. JOHN MACDOUGALL < / span>afp< / span>

Crecen las voces para despedirlo y no dar las elecciones por perdidas

13 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.

Los barómetros de popularidad a ocho meses de las elecciones en Alemania son implacables. ¿Que la canciller Angela Merkel es simpática? Pues a primera vista nadie lo diría, pero cuando son tantos los que tachan de «arrogante» a su rival, y la prensa va cargada con las meteduras de pata del socialdemócrata Peer Steinbrück, poco tiene que hacer la mandataria para brillar. En todas las cadenas públicas la ventaja del bloque conservador que lidera Merkel oscila entre un 25 y un 40 %. No es de extrañar que en el debate político la canciller ignore al candidato socialdemócrata, que curiosamente era mucho más apreciado cuando era su ministro de Finanzas en el anterior Gobierno.

¿Qué problema tiene pues Peer Steinbrück? Su lengua afilada y su falta de diplomacia le pasan factura una y otra vez. El último faux pas fue calificar los ingresos de la canciller (en torno a 17.000 euros mensuales antes de impuestos) como demasiado bajos, una opinión que comparten muchos de sus colegas pero que probablemente no debiera explicitar así quien aspira a ocupar ese cargo, y quien además ha sido duramente criticado por sus ingresos como conferenciante. La imagen que queda es la de que a Peer Steinbrück le importa más el dinero que la política.

Mientras aumentan las voces que se preguntan si no sería mejor cambiar de candidato para no dar la batalla electoral por perdida, Steinbrück se defiende y asegura que no va a cambiar de estilo. «Seguiré diciendo lo que pienso», explica en un diario regional. «Son muchos los ciudadanos que me dicen que quieren políticos que hablen claro», continúa, y confiesa que debería haber sabido la reacción que iban a cosechar con sus declaraciones sobre el salario de los políticos de primera línea. «Pero en ningún momento pedí que se les subiera el sueldo», se defiende.

Sea como fuere, Steinbrück necesita de un éxito rápido para reafirmarse como candidato. Y para ello, ¿qué mejor que ganar las próximas regionales en Baja Sajonia? El próximo domingo, 20 de enero, se celebran comicios en el segundo land más grande de Alemania, que desde 2003 está en manos de una coalición como la que lidera Merkel a nivel federal. Si los liberales del FDP no alcancanzan el 5% necesario para entrar en el Parlamento, hay muchas probabilidades de que se produzca un relevo político.

En cualquier caso, de momento la consigna dentro de su partido es cerrar filas en torno a Steimbrück. Ayer, el presidente de los socialdemócratas, Sigmar Gabriel, desmintió especulaciones acerca de un debate interno sobre la posibilidad de cambiar de candidato. No obstante, es cierto, como podía leerse en el semanario Spiegel, que a la canciller de momento y de cara a las generales, le basta con observar. Mejor no actuar. Si no rectifica, Steinbrück se derrotará a sí mismo.