Su nombramiento encontró menos resistencia de la esperada
04 ene 2013 . Actualizado a las 07:00 h.John Boehner, el presidente de la Cámara de Representantes, que había sido acusado por varios de sus compañeros republicanos de hacer demasiadas concesiones a la Casa Blanca en el pacto para evitar el abismo fiscal fue, sin embargo, reelegido para ocupar de nuevo ese cargo en el nuevo Congreso que se constituyó ayer. Su reelección se produjo con menos oposición de sus compañeros que la que se preveía.
Los días anteriores se había especulado con un posible golpe de su lugarteniente, Eric Cantor, que había votado en contra de la petición de Boehner de aprobar el pacto fiscal. Pero eso tampoco se produjo. En el momento en el que Boehner alcanzaba la mayoría que necesitaba para su confirmación, Cantor tuiteaba: «es un honor servir con @SpeakerBoehner. Espero poder seguir trabajando con mi amigo para ayudar a los estadounidenses».
Boehner tuvo que maniobrar horas antes de la votación para resolver otro problema, el enfado de algunos de sus correligionarios por suspender una votación para aprobar ayudas a los afectados por el huracán Sandy para no parecer incoherente en materia de gasto. Boehner les prometió que esa ayuda se aprobará en dos votaciones, una de ellas este mismo viernes y la próxima el día 15.
El nuevo Congreso que salió de las últimas elecciones es muy parecido al de la pasada legislatura, pero no exactamente igual. El partido de Obama ha ganado algo de poder. En el Senado habrá 55 demócratas y 45 republicanos. Y en la Cámara de Representantes, 234 republicanos, 199 demócratas y dos escaños vacantes que deberán cubrirse los próximos meses. También se deberá cubrir el escaño que deja vacío John Kerry cuando sea confirmado como nuevo secretario de Estado.
En este nuevo congreso hay 85 legisladores que llegan a él por primera vez. Entre ellos se encuentra de nuevo un Kennedy, Joe Kennedy III, nieto de Bobby y que continúa la tradición familiar de tener al menos a uno de sus miembros en el Congreso.
La legislatura que comenzó tiene por delante un oscuro panorama. Sus miembros deberán aprobar en los próximos dos meses las leyes que han quedado aparcadas con la tregua fiscal: los recortes en partidas de gasto y la elevación del techo de la deuda del gobierno federal.