Mursi cita a la oposición a dialogar para desactivar la crisis egipcia

Christophe de Roquefeuil EL CAIRO / AFP

INTERNACIONAL

Asmaa Waguih / Reuters

Despliega los tanques tras los violentos choques entre islamistas y laicos

07 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

El Ejército egipcio rodeaban ayer el palacio presidencial en El Cairo, mientras el presidente Mohamed Mursi invitaba a la oposición a dialogar mañana para desactivar la crisis que divide el país, después de una noche de violentos enfrentamientos entre islamistas y opositores. Y no descartó abordar en ese diálogo el referendo sobre la Constitución o partes controvertidas del decreto que le concede amplios poderes.

Después de horas de espera, el presidente apareció en televisión y llamó a los egipcios a «superar sus diferencias» partidistas. De igual manera, dijo que aunque respeta la libertad de expresión, no tolerará los «llamamientos golpistas» ni «los asesinatos o actos de vandalismo. Acusó a matones de fomentar la violencia y anunció la detención de 80 personas

Antes de su discurso, Mursi se reunió con mandos del Ejército y con varios ministros, entre ellos los de Defensa, Interior y Justicia, para encontrar una salida a la crisis. A la presión en la calle se unió la petición de la institución Al Azhar, la más alta autoridad suní, para que suspendiera el decreto que le blinda ante la ley. «Usted es el responsable», escribió la institución en su Facebook. Además el presidente conocía la renuncia de su séptimo asesor, Rafiq Habi, que además era vicepresidente copto del partido de los Hermanos Musulmanes. .

La oposición condiciona cualquier diálogo a la retirada del decreto presidencial y la anulación del referendo para votar la nueva Constitución.

La Guardia Republicana, una unidad de élite encargada de proteger a la presidencia, decidió desalojar el perímetro que rodea al palacio a las 15.00 hora local (una menos en España) y prohibir las manifestaciones en sus alrededores. Aunque el jefe de la Guardia Republicana, Mohamed Zaki, subrayó que los militares no usarían la fuerza contra los manifestantes.

Después del ultimátum, los concentrados empezaron a irse, entre ellos muchos islamistas que habían dormido en el lugar. El Ejército instaló entonces vallas de alambre de púas a 150 metros del palacio presidencial, pero varios miles de opositores se congregaron de nuevo en una plaza a unos 300 metros, gritando «el pueblo quiere la caída del régimen».

Las calles eran reflejo ayer de los enfrentamientos entre islamistas y laicos a palos, pedradas y lanzamiento de cócteles molotov, en medio de disparos. Los antiMursi también incendiaron los locales de los islamistas en Islamiliya y Suez. La batalla campal dejó siete muertos, cuatro de ellos a tiros y uno por una salva de perdigones en el corazón, y unos 700 heridos.