Kerry cobra fuerza como sucesor de Hillary Clinton

victoria toro NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

06 dic 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

«Muchas gracias, señor secretario», le dijo el martes el republicano John McCain al demócrata John Kerry cuando este le cedió la palabra en una rueda de prensa. Era una broma, claro, porque, de momento, Kerry es solo senador pero reflejaba cómo están las cosas sobre la inminente sustitución de Hillary Clinton como secretaria de Estado.

Si durante semanas había sido Susan Rice, la embajadora de EE.UU. ante la ONU, quien parecía más que probable sustituta de Clinton, en los últimos dos días las cosas han cambiado. La tremenda presión que los republicanos han hecho en contra de Rice parece estar teniendo efecto. Los conservadores acusan a la actual embajadora de haber mentido cuando explicó el ataque al consulado de Bengasi y han dejado claro que, si Obama la nomina, se opondrán.

Según la ley estadounidense, el presidente solo propone el nombre de sus ministros y es el Senado el que los confirma. Rice obtendría la confirmación porque los demócratas tienen mayoría pero se enfrentaría a unas durísimas sesiones públicas.

Ese hecho ha conseguido que incluso muchos demócratas muestren ahora su preferencia por Kerry. Piensan que, si Rice es nombrada, deberá negociar después con los republicanos para la aprobación del presupuesto de su secretaría y es evidente que las relaciones entre los conservadores y la actual embajadora no van a ser precisamente amistosas.

Por el contrario, Kerry cuenta con el apoyo de los demócratas y de la mayoría de los republicanos. Algunos de estos han declarado públicamente que votarían a favor de él.

El que tiene que hacer la nominación es, sin embargo, Barack Obama que al menos hasta ahora ha mostrado siempre una clara preferencia por Rice, una persona muy próxima a él, a la que ha defendido con firmeza ante los ataques republicanos. Pero los expertos se preguntan si la Casa Blanca estará dispuesta a asumir una pelea más con los conservadores, cuando está inmersa ya en la fundamental discusión para evitar el abismo fiscal.