Está siendo interrogado en un presunto caso de abuso de la debilidad de la anciana heredera del imperio cosmético «L'Oréal» para financiar su campaña presidencial en el 2007
22 nov 2012 . Actualizado a las 19:58 h.El interrogatorio al expresidente francés Nicolás Sarkozy sobre el presunto abuso de debilidad sufrido por la heredera de L'Oréal Liliane Bettencourt se ha extendido ya más de ocho horas, sin que se sepa todavía cuándo los jueces van a cerrar la audiencia de hoy en el Palacio de Justicia de Burdeos.
Con esta comparecencia se intenta determinar si su campaña electoral de 2007, que le alzó a la presidencia, se benefició de cantidades ilícitas de dinero procedentes de la multimillonaria, considerada la tercera mayor fortuna de Francia y que un año antes había empezado a dar síntomas de problemas mentales.
La sospecha parte del testimonio de la antigua contable de Bettencourt, Claire Thibout, quien en 2010 declaró a la policía que en enero de 2007 el administrador de la familia, Patrice de Maistre, le pidió 150.000 euros en efectivo para entregárselos al entonces tesorero de la campaña, Eric Woerth.
La mano derecha de Sarkozy en el Elíseo, el exministro de Interior Claude Guéant, salió hoy en defensa de su antiguo jefe en la emisora «RTL», excluyendo no solo esa hipótesis por los controles «extremadamente rigurosos» por los que pasan las donaciones, sino también cuestionando la propia necesidad del interrogatorio.
El caso se abrió en 2007 por una denuncia de la hija de Bettencourt, Françoise Meyers, que llevó al descubrimiento de retiradas de varios millones de euros en efectivo entre ese año y 2009, que se cree que pudieron servir en beneficio de las aspiraciones políticas de Sarkozy.
El protagonista de la sesión de hoy llegó en torno a las 08:15 GMT a los tribunales en un coche con los cristales oscuros para evitar ser captado por los medios, aunque fuentes de su círculo más cercano han filtrado a la prensa de manera anónima que afronta «furioso» pero confiado este encuentro ante los magistrados.
Se trata del segundo presidente francés que comparece ante la Justicia tras abandonar el Elíseo, tras Jacques Chirac, que el pasado diciembre fue condenado a dos años de cárcel exentos de cumplimiento por un caso de corrupción y financiación ilícita de partidos.
Y ante los jueces, según los medios, debe dar explicaciones sobre ese presunto abuso de debilidad sobre la heredera y sobre las citas mantenidas en momentos claves del caso con algunos de sus protagonistas, como De Maistre o el fiscal de Nanterre Philippe Courroye, al frente del asunto hasta que este se transfirió a Burdeos en 2010.
Su audiencia llega además en horas bajas para su partido, la conservadora Unión por un Movimiento Popular (UMP), que atraviesa una guerra fratricida entre los dos postulantes a su presidencia, François Fillon y Jean-François Copé, proclamado ganador en un proceso lleno de irregularidades.