Kenia busca crear una zona autónoma en Somalia

Miguel A. Murado

INTERNACIONAL

Militares kenianos que participaron en combates  en Kismayo.
Militares kenianos que participaron en combates en Kismayo. reuters< / span>

Kenia ha soñado durante años con establecer un «colchón» al otro lado de su frontera con Somalia

30 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Es una buena noticia envuelta en muchos interrogantes. La toma el viernes de la ciudad portuaria de Kismayo por tropas de la Unión Africana proporciona algo de esperanza en el infatigable caos de Somalia. Era ya la última ciudad en manos de la milicia yihadista Al Shabab, que pierde de esta manera su bastión principal, la vía por la que recibía armamento y su mayor fuente de ingresos, el puerto, que los secuestros y la piratería habían convertido en un auténtico mercado de esclavos del siglo XXI.

Pero detrás de la operación militar hay toda una alambicada estrategia política que solo tiene que ver en parte con Al Shabab o con Somalia, y que merece la pena observar. Consiste en lo siguiente: Durante muchos años, Kenia ha soñado con la creación de un «colchón» de territorio autónomo al otro lado de su frontera con Somalia, la región de Jubaland, en parte para protegerse de la inestabilidad del país vecino, pero también porque en Kenia existe un poderoso lobby de kenianos del clan ogadén, mayoritario a un lado y otro de la frontera. Ese grupo de presión incluye al ministro de Defensa de Kenia, Mohamed Yusuf Haji, que es quien ha estado moviendo los hilos aprovechado la crisis con Al Shabab.

La cuarta región

El principal obstáculo era la negativa de Etiopía, que también tiene una región dominada por el clan ogadén y lleva años luchando contra su guerrilla, el Frente Nacional de Liberación de Ogadén (FNLO). A principios de mes, sin embargo, Haji logró que Addis Abeba y el FNLO firmasen una tregua. Esto ha dejado el camino libre a la invasión de Jubaland, que también ha recibido las bendiciones del recién elegido presidente somalí, Hasan Sheij Mohamud. Después de todo, le debe a las tropas kenianas su puesto y el control de la capital, Mogadiscio.

De esta manera nace una nueva región semiindependiente en Somalia, la cuarta ya. En el noroeste, Somalilandia es un país soberano en la práctica (y asombrosamente próspero y seguro); en Puntlandia, al noreste, los piratas del Índico campan a sus anchas, mientras que el área de Mogadiscio está más o menos bajo el control del debilitado Gobierno de Hasan Sheij Mohamud. Jubaland, en el sur, va a estar controlada ahora desde Nairobi.

No se trata de un arreglo estable. Al Shabab ha desaparecido como proyecto político, pero permanece como guerrilla dispersa en las zonas rurales. Igual que sucedió después de que fuese expulsada de las otras ciudades, se dedicará a atacar ocasionalmente Kismayu con coches bomba y emboscadas. No le faltarán cómplices, porque a Al Shabab, con su justicia brutal y sectaria, muchos le reconocían que había mantenido el orden.

El reto de las tropas de la Unión Africana es proporcionar algo parecido. Pero no les será nada fácil en Kismayu, en particular, porque el clan ogadén que va a gobernarla ahora es minoritario e impopular en la ciudad. En Somalia, la geografía no es pacifista.

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