La policía entra en la favela más grande de Brasil después de 30 años

Afp

INTERNACIONAL

La Rocinha, donde viven 70.000 personas, fue un terreno vedado para las fuerzas de seguridad durante décadas

20 sep 2012 . Actualizado a las 23:22 h.

Casi un año después de la ocupación militar y policial que arrebató a los narcos el control de la Rocinha, la mayor favela de Brasil situada en una zona acomodada de Rio de Janeiro, las autoridades inauguraron este jueves en clima de fiesta la primera unidad policial permanente.

La Rocinha, con unos 70.000 habitantes y donde la policía no pudo poner un pie durante más de tres décadas, cuenta ahora con su primera Unidad de Policía Pacificadora (UPP), con agentes entrenados especialmente para hacer frente a los problemas de la comunidad.

«La policía está aquí, y va a permanecer aquí para siempre», prometió el gobernador de Rio, Sergio Cabral, en una ceremonia celebrada bajo una persistente llovizna en la entrada de la Rocinha, al pie de un enorme arco diseñado por el célebre arquitecto brasileño Oscar Niemeyer.

Pero reconquistar este territorio escarpado y de callejuelas laberínticas abandonado por el Estado a manos del narcotráfico es un enorme desafío, y los frutos recién se verán en varios años, advierten las autoridades.

La favela registró 12 muertes violentas en lo que va del año, la última de un policía de 25 años que patrullaba a pie la comunidad la semana pasada.

Sólo el 20% de este enorme barrio puede transitarse en coche, por lo que debe ser patrullado en moto y principalmente a pie, con un apoyo por radio, dijo a periodistas el mayor Edson Santos, nuevo comandante de la UPP de la Rocinha. También se instalarán 100 cámaras para vigilar la comunidad, añadió.

Desde la ocupación hace 10 meses «la situación ha mejorado mucho, se puede caminar por la calle con tranquilidad, algo que antes no se podía hacer. Pero aún hay mucho camino por recorrer», dijo a la AFP Edwirges Mattoso Kneip, una jubilada de 63 años nacida en la Rocinha.

«Ahora hay bandidos que están robando las casas, no puedo dejar mi casa sola. Antes la ley del narco decía que dentro de la favela no se podía robar», y castigaba cruelmente a los ladrones, añadió esta ex empleada de una panadería, vestida con una camiseta con la bandera olímpica y el logo Rio-2016, regalo del gobierno estatal.

La UPP de la Rocinha será la 28ª instalada en una favela de Rio de Janeiro desde 2008, cuando comenzó la estrategia de ocupación de estas comunidades para mejorar la seguridad antes del Mundial de fútbol 2014 y los Juegos Olímpicos de 2016 en Rio.

Hace 10 meses, cuando la favela fue ocupada, muchos moradores declaraban tener más miedo de la policía, que posee un largo historial de corrupción y abusos, que de los narcotraficantes. Hoy, las autoridades aseguran que se han ganado la confianza de la población y que los policías corruptos son una minoría.

«La comunidad de la Rocinha nos aceptó. Hay algunas críticas contra las UPP. Sabemos que los cambios no ocurren de inmediato; vamos a percibirlos cuando los niños de hoy tengan 15, 16, 20 años», dijo el comandante general de la policía militar, Erir Ribeiro Costa Filho.

«La seguridad está mejorando. Los niños pueden estar más en las calles», estimó Tayane, de 22 años, que trabaja en una tienda de bisutería de la Rocinha y no quiso dar su apellido. Tayane recibió como regalo un puzzle de la UPP, con la imagen de un policía tocando la pandereta frente a varios niños, para su hija de cuatro años.

«Tengo un hijo adolescente que llega de noche, y no me puedo dormir hasta que no llega a casa. Uno siempre está pensando en lo peor», contó Elsa Evangelista, una empleada doméstica de 37 años perseguida aún por el recuerdo de una mañana de 2007, cuando salió de su casa y se topó con el cadáver de un joven traficante en la calle.