Mitt Romney criticó ayer por primera vez el vídeo que ha provocado el estallido de protestas en los países mulsulmanes. «Creo que la película es una idea terrible», dijo el candidato republicano. Aunque defendió la libertad de expresión que permite hacerlo, reiteró que le gustaría que la gente no denigrara aquello que es sagrado para otros. Unas palabras muy similares a las que utilizaron para condenar la cinta Barack Obama y Hillary Clinton.
A pesar de esa declaración, Romney y los republicanos han seguido con sus críticas a Obama por su actuación ante las protestas que ellos consideran que está siendo débil. El candidato a vicepresidente Paul Ryan decía también ayer que «ante todas estas amenazas y peligros no vemos que crezca el liderazgo estadounidense». Tanto Romney como Ryan han insistido en que las señales dudosas, según ellos, que está enviando el Gobierno de Washington solo sirven para hacer más fuertes a «los extremistas que actúan con violencia e intimidación».
En plena campaña electoral y a menos de dos meses de las elecciones, las protestas islámicas contra La inocencia de los musulmanes pueden poner en un grave aprieto a Barack Obama. Los republicanos ya se han encargado de recordar un precedente siniestro: la toma de rehenes en la embajada de Irán que le costó la reelección a Jimmy Carter y que le ha hecho pasar a la historia como un presidente débil en la defensa de los intereses estadounidenses en el exterior. «Por primera vez desde Carter un embajador estadounidense ha sido asesinado», recordaba la campaña de Romney.
En medio de la politización de la tragedia, las encuestas electorales dan ventaja a Obama. Según las últimas publicadas ayer, en los tres estados que serán los decisivos -Florida, Ohio y Virginia- es el demócrata el que va por delante.