El Gordo, una victoria pírrica en la guerra contra el narco en México

julio á. fariñas REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

07 sep 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Mario Cárdenas Guillén, El Gordo, una de las dos cabezas visibles del otrora poderoso cartel del Golfo, detenido esta semana en el estado de Tamaulipas, es la última victoria pírrica que se apunta el Estado en la cruenta cruzada lanzada desde su llegada al poder de Felipe Calderón.

Aunque el presidente saliente en el sexto y último informe-balance de su Gobierno, presentado la pasada semana, al referirse a la lucha contra los carteles, hablaba de «avance en la contención y el debilitamiento de las organizaciones criminales», los expertos hablan de «fiasco total» y consideran que México ya reúne buena parte de los requisitos exigibles para ser clasificado como un narcoestado.

El mapa de la criminalidad elaborado por la Policía Federal mexicana, que se conoció en los primeros meses de este año, muestra cómo las organizaciones delictivas se reorganizan y establecen nuevas alianzas. Por esas mismas fechas el responsable de la Secretaría de Defensa Nacional reconocía que después de cinco años de guerra y alrededor de 50.000 muertos que «el crimen organizado ya puso en grave riesgo la seguridad interna del país».

El Gordo había ocupado en el cartel el puesto de su hermano Antonio Ezequiel, Tony Tormenta, que murió en el 2010 en un enfrentamiento con la Marina. Tony, a su vez, había tomado el relevo a su hermano Osiel, El Licenciado, detenido en el 2003 y extraditado a Estados Unidos en el 2007, que había sido el creador de Los Zetas como brazo armado del cartel.

El relevo

La caída del último de los hermanos Cárdenas deja a Eduardo Costilla Sánchez, El Coss, como el máximo y único líder del cartel del Golfo, un grupo que no pasa por su mejor momento tras su ruptura con Los Zetas en el 2010.