El informe final del vuelo Río-París que causó 228 muertos verá la luz mañana

EFE

INTERNACIONAL

Los familiares de las víctimas temen que se atribuyan los fallos a la tripulación para evitar así consecuencias a la aerolínea y al fabricante

04 jul 2012 . Actualizado a las 19:53 h.

El informe final sobre el accidente del vuelo de Air France Río-París que el 1 de julio de 2009 costó la vida a 228 personas será presentado mañana, cinco días antes de que concluya la investigación judicial.

Los resultados de los expertos de la Oficina de Investigación y Análisis (BEA) deberán servir para establecer por qué se produjo el fallo que provocó que el aparato cayera en el océano Atlántico. Se trata de aclarar cuáles son las responsabilidades penales en la causa que instruye la fiscalía de París y que afecta a la aerolínea Air France y a Airbus, fabricante del avión A330 siniestrado, por homicidio involuntario.

El ministerio fiscal presentará sus conclusiones sobre el vuelo AF447 el próximo 10 de julio con los nuevos elementos, después de que a lo largo de los últimos 36 meses se hayan ido desgranando diferentes factores que pudieron resultar determinantes para explicar la catástrofe. Tras varias fases de investigación, se lograron recuperar los cuerpos de las víctimas, buena parte del fuselaje del avión y las cajas negras que registran los incidentes de vuelo.

El accidente

El avión se estrelló en aguas del Atlántico, a 1.296 kilómetros de la ciudad brasileña de Recife, casi cuatro horas después de despegar del aeródromo Galeão con 216 pasajeros a bordo, la mayor parte de ellos franceses y brasileños, y doce miembros de la tripulación.

Las primeras conclusiones apuntaron a un fallo de las sondas de velocidad Pitot equipadas en el aparato, del fabricante francés Thales. Según los investigadores, esos dispositivos sufrieron un problema técnico derivado del hielo, lo que provocó que se apagara el piloto automático.

Sin embargo, las pesquisas apuntaron más tarde a un error de pilotaje como otro de los factores que contribuyeron al desastre y destacaron que la tripulación no tenía la formación adecuada para responder al incidente técnico que detuvo el piloto automático, por lo que tomaron decisiones erróneas, según la BEA.

Los pilotos no respetaron los procedimientos previstos en esas circunstancias y, con sus acciones, provocaron la pérdida del control del avión y que este entrara en caída libre hasta estrellarse contra el mar, explicaron los peritos.

El copiloto, de 32 años, que en ese momento dirigía el aparato porque el comandante estaba en su descanso reglamentario, tomó una decisión que los investigadores no se explican: inclinó el avión más de diez grados, frente a los cinco que indican los procedimientos reglamentarios.

El comandante, más experimentado, llegó a la cabina de mando un minuto y medio después, pero tampoco supo hacer nada. Había recibido poca formación y hacía demasiado tiempo, agregaron los expertos, además de que analizó informaciones contradictorias en un corto lapso de tiempo.

Además, la alarma de caída libre funcionó incorrectamente y la tripulación siguió errando en sus decisiones hasta que el avión se estampó contra el agua sin dejar supervivientes.

Detrás de la investigación que mañana se hará pública, subyace también la creencia de la mayoría de los familiares de las víctimas de que el organismo francés encargado de las pesquisas quiere atribuir los fallos a la tripulación para evitar así consecuencias a la aerolínea y al fabricante, dos importantes empresas galas. La presidenta brasileña, Dilma Rousseff, se ha comprometido a apoyar a las familias de las víctimas en sus reivindicaciones ante el Gobierno francés.