El presidente de Paraguay, Federico Franco, quien sustituyó en el cargo al destituido Fernando Lugo, relevó ayer a los jefes del Ejército de Tierra y de la Armada, informó el Comando de las Fuerzas Militares en un comunicado.
Por su parte, la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara de Diputados paraguaya declaró persona no grata al ministro de Exteriores venezolano, Nicolás Maduro, por asegurar que el juicio político a Lugo fue un «atropello a las instituciones democráticas y un golpe parlamentario al Estado de derecho».
En contra de lo que había dicho, el destituido Lugo no irá a las cumbres de mandatarios del Mercosur y Unasur que se celebrarán hoy y mañana en Argentina. «No quiere incidir en las decisiones que tomarán los presidentes», reveló Rubén Penayo, portavoz de Lugo.
«Apuntar antes de disparar»
España pidió ayer explicaciones a la Embajada de Paraguay en Madrid sobre la situación en el país latinoamericano. A España le preocupa «enormemente» la constitucionalidad democrática en Paraguay pero quiere «apuntar antes de disparar», dijo el ministro de Exteriores, José Manuel García-Margallo en el Congreso.
Por eso, según explicó, citó al embajador paraguayo, Óscar Cabello, para obtener información antes de decidir si se dan otros pasos. A la cita, sin embargo, no acudió Cabello, porque se encuentra fuera de España, por lo que el secretario de Estado español para Iberoamérica, Jesús Gracia, recibió al encargado de negocios de la legación paraguaya, Gustavo Gómez.
El PSOE acusó al Gobierno de Mariano Rajoy de haber reaccionado con «tibieza» a lo sucedido en Paraguay con Lugo, un presidente elegido «limpiamente» en las urnas y que ha sido sometido a «un juicio sumarísimo».
Al goteo de retirada o llamadas a consultas de embajadores, se sumó ayer la renuncia del de Paraguay en Cuba, Luis Domingo Laino, por considerar que era «injusta e irresponsable» la destitución de Fernando Lugo.