Osama Bin Laden ya no era el líder del terrorismo yihadista

TAtiana López NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Mañana comienza el juicio contra los cinco acusados del 11-S

04 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

En los últimos años de su vida, Osama Bin Laden ya no era el líder mundial de la lucha yihadista y ni siquiera tenía control sobre algunos de los grupos afiliados a Al Qaida, como los de Irak y Yemen, una «incompetencia» que lo hizo sentir cada vez más frustrado y furioso. Esta es la conclusión que se extrae de las 175 páginas de correspondencia personal incautada durante la operación en Abbottabad que acabó con su vida hace ahora un año y que ayer fueron hechos públicos.

Los documentos, apenas 17 de los más de 6.000 que están en poder del Pentágono, fueron colgados en la web del Centro para la Lucha contra el Terrorismo perteneciente a la Academia Militar de West Point. Sobre los motivos de la Casa Blanca para desclasificar esta información, los medios del país ofrecían ayer varias teorías, aunque la más creíble es que el Gobierno intente desmitificar al líder en el aniversario de su muerte.

Porque el retrato que emerge de la lectura de estos papeles no es el del hombre que consiguió poner en jaque a todo Occidente, sino el de un líder debilitado, al que preocupaba hasta la obsesión el daño que determinados grupos afiliados a Al Qaida estaban haciendo a la organización con atentados que provocaban «víctimas civiles inútiles» y que menoscababan el apoyo de los musulmanes.

Así se refleja en una carta fechada en el 2010. Bin Laden escribió: «Planeo publicar un comunicado [anunciando] que estamos empezando una nueva fase para corregir [los errores] que hemos hecho; al hacer eso, reclamaremos la voluntad de Alá, la confianza de todos los que han perdido su confianza en los yihadistas».

Para recuperar este prestigio perdido el terrorista proponía dejar de atentar contra países musulmanes y volver a centrar los esfuerzos en golpear a Estados Unidos. El asesinato de Barack Obama o del general David Petraus eran algunos de los planes «imposibles» propuestos por Bin Laden, que desaconsejaba, sin embargo, atentar contra el vicepresidente, Joe Biden, a quien consideraba un político mediocre que llevaría a su país a la quiebra.

Sorprende además descubrir que ni Irán ni Pakistán mantenían buenas relaciones con el terrorista, que sí veía con buenos ojos la creciente revolución islamista de la primavera árabe.

El cerebro del 11-S, a juicio

La desclasificación de las cartas de Bin Laden coincide con el inicio mañana del juicio en Guantánamo contra los cinco principales acusados de los atentados del 11-S, entre ellos el presunto cerebro de la operación, Jalid Sheij Mohamed.

La última vez que Sheij Mohamed compareció ante un tribunal militar, hace tres años, aprovechó para declararse culpable y pedir su ejecución con el objetivo de convertirse en un mártir. Pero el juez no llegó finalmente a abrir el proceso principal por la llegada en enero del 2009 de Barack Obama a la Casa Blanca. El presidente prometió entonces cerrar Guantánamo y juzgar a los acusados ante un tribunal civil en Nueva York.

Tras el fracaso de los planes de Obama por la oposición republicana, ahora Sheij Mohamed y los otros cuatro imputados -el yemení Ramzi Binalshibh, el pakistaní Alí AbdulAziz Alí y los saudíes Walid ben Attash y Mustafá al Hawssawi- serán juzgados por doce miembros de tribunal militar de excepción, que deberá decidir si los condena a pena de muerte, como piden los familiares, o por el contrario los encierra de por vida, como aconsejan quienes temen su beatificación.

De momento, mañana todos los imputados escucharán los cargos que pesan sobre ellos y deberán decidir si aceptan el abogado que les ha sido asignado o por el contrario deciden representarse a sí mismos.