La expulsión le permite cerrar la página de la muerte del líder de Al Qaida
28 abr 2012 . Actualizado a las 06:56 h.Pakistán deportó ayer de madrugada a Arabia Saudí a las mujeres e hijos de Osama Bin Laden, detenidos desde la muerte de este, a punto de cumplirse un año, período que no ha permitido resolver los misterios sobre la presencia en suelo pakistaní del jefe de Al Qaida.
Las tres viudas, dos saudíes y una yemení, y la decena de hijos, despegaron del aeropuerto de Islamabad poco antes de las dos de la madrugada local, informó un portavoz del Ministerio del Interior pakistaní. Esta partida permite a Pakistán cerrar la dolorosa y aún misteriosa página sobre la muerte de Bin Laden, a unos días del primer aniversario de su muerte, el próximo 2 de mayo, en una operación secreta de la unidad de élite estadounidense de los Seals.
Previamente, el ministerio informó de que había «ordenado la expulsión de 14 miembros de la familia de Osama Bin Laden, en aplicación de las decisiones de la Justicia» pakistaní y que el lugar de destino era «el país de su elección, Arabia Saudí».
Bin Laden vivía junto a sus mujeres e hijos en una residencia de Abbottabad, a unos cientos de metros de la academia militar más grande de Pakistán. Los estadounidenses se llevaron el cadáver de Bin Laden, pero dejaron a su familia en la vivienda, cuyos miembros fueron detenidos posteriormente por las autoridades pakistaníes.
Después de diez meses de detención sin motivo oficial, las tres viudas de Bin Laden fueron condenadas el pasado 3 de marzo a 45 días de cárcel por entrada ilegal en Pakistán, una pena que acabaron de purgar hace diez días.
Cerca de la medianoche, un microbús recogió a la familia en la residencia vigilada donde estaba detenida, en Islamabad. El vehículo llegó media hora después al aeropuerto civil de Islamabad, en Rawalpindi.
Una vez en Arabia Saudí, la más joven de las viudas, la yemení Amal Abdel Fatah al Sadaa, partirá para su país con sus cinco hijos. El jefe de la oenegé yemení Hood confirmó la llegada. En cambio, las autoridades saudíes guardaron un mutismo absoluto sobre ese hecho.