El conservador Chirac y la presidenta de la patronal votarán por Hollande

ESPERANZA SUÁREZ PARÍS / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

Seguidores de Villepin y el Instituto Montaigne se desmarcan de Sarkozy

18 abr 2012 . Actualizado a las 07:03 h.

Los apoyos le llueven a François Hollande en la recta final de la primera vuelta de las presidenciales francesas. Algunos como el de Jacques Chirac han sorprendido e incluso indignado a la derecha que apoya a Nicolas Sarkozy. Otros, como el del primer ministro belga Elio di Rupo, han hecho que la polémica electoral traspase nuevamente las fronteras galas.

Di Rupo, también socialista y amigo de Hollande, asistió al último gran mitin de esta semana del candidato del PS. No llegó a tomar la palabra, pero en Bélgica ha sentado muy mal su toma de posición, teniendo en cuenta que está al frente de una coalición que reúne a seis partidos en el Gobierno.

Jacques Chirac no se ha pronunciado públicamente. Sin embargo, todos sus próximos, excepto su esposa Bernadette, apoyan públicamente al candidato socialista. El pasado 11 de junio, el expresidente lanzó ante las cámaras de televisión un «puedo decir que votaré a François Hollande», que cayó como una bomba en las filas de la UMP. Los conservadores hablaron entonces de su frágil salud mental. Pero el biógrafo de Chirac confirmó ayer que esa sigue siendo su intención. Al mitin del domingo asistieron su hija Claude y su compañero Fréderic Salat-Baroux, antiguo secretario general del Elíseo.

Tampoco ha sentado bien a la derecha el desmarque de la presidenta de la patronal, Laurence Parisot, que admite sentirse «más próxima» a Hollande en varios aspectos, ni el apoyo explícito de uno de los símbolos de la apertura de Sarkozy, Martin Hirch.

Hollande lanzó ayer desde Lille, feudo de la secretaria general socialista, una llamada a la movilización del electorado. Martine Aubry, su rival en las primarias, suena con fuerza como primer ministro. El candidato hizo ayer otro guiño a la extrema izquierda, que lo apoyará en la segunda vuelta al proponer la subida del salario mínimo y un fuerte aumento de impuestos para los productos de lujo.

Con Hollande están además los seguidores del que fue primer ministro con Chirac, Dominique de Villepin, porque «hay que batir a Sarkozy», un centenar de deportistas y varias decenas de economistas de prestigio. El Instituto Montagne, reconocido laboratorio de ideas, ha echado un jarro de agua fría al presidente al asegurar que el presupuesto de sus promesas de campaña no cuadra. Sarkozy ha declarado: «Si fracaso, seré el único culpable».