La descontaminación resucita la vida escolar a la sombra de Fukushima Daiichi

EFE

INTERNACIONAL

FRANCK ROBICHON

Casi un año después del accidente nuclear, 90 de sus 200 alumnos han vuelto a clase

24 feb 2012 . Actualizado a las 13:52 h.

Dos medidores de radiactividad se levantan en el patio de la escuela de Omika, al lado del área de exclusión de la central de Fukushima y donde, casi un año después del accidente nuclear, 90 de sus 200 alumnos han vuelto a clase gracias a las labores de descontaminación.

Desde este colegio en la ciudad de Minamisoma, a 25 kilómetros de los maltrechos reactores nucleares, se ve el comienzo de la zona restringida, campos desiertos donde los pocos coches que circulan pertenecen a los oficiales del Gobierno y los responsables de las labores de limpieza.

El accidente atómico que hace un año sacudió la zona hizo que unos 60.000 de los 71.000 vecinos de Minamisoma se marcharan por miedo a la radiactividad, lo que dejó un panorama de calles vacías, comercios cerrados y escuelas desiertas.

El director del colegio de Omika, Katsushige Hirama, fue uno de los que permaneció en la ciudad: «En un momento dado solo había 40 alumnos, que fueron trasladados a otro colegio a 20 kilómetros de aquí, en una zona considerada más segura», explica a Efe.

Ahora, en el gimnasio de la escuela resuena de nuevo el alboroto de casi un centenar de niños de entre 6 y 12 años, algunos de ellos con mascarilla, que ríen y aplauden ante un espectáculo de magia organizado para ellos en un escenario improvisado.

Garantizar que las condiciones fueran seguras para traer de nuevo a los pequeños no fue fácil: fueron los propios profesores y un grupo de padres de alumnos quienes, entre septiembre y octubre, «descontaminaron» el lugar con una exhaustiva limpieza de pasillos, aulas y oficinas.

En los jardines y patios exteriores el grupo, formado por unas 70 personas, retiró una capa de tierra de 5 centímetros de espesor y volvió a cubrir la superficie con tierra limpia.

El resultado queda ahora a la vista: los dosímetros instalados en el exterior certifican que la radiactividad es de entre 0,123 y 0,126 microsievert por hora, por debajo del nivel que se registran en algunos lugares de ciudades como Tokio, pese a la cercanía de la maltrecha planta nuclear.

La descontaminación se efectuó bajo el amparo del Ayuntamiento local, que emprendió por su cuenta una campaña para limpiar la ciudad y atraer de nuevo a los residentes, ante la falta de un plan concreto del Gobierno central.

Para ello invirtió unos 1.000 millones de yenes (más de 9 millones de euros), según indica a Efe el alcalde de Minamisoma, Katsunobu Sakurai, antes de señalar que, tras el pánico inicial, a la ciudad han regresado paulatinamente más de 43.500 residentes.

A ello contribuyó en gran parte la descontaminación: «Para finales de septiembre, gracias a las tareas de limpieza, habíamos reabierto media decena de colegios», explica Sakurai, que confía en que la reapertura de los centros escolares incremente el número de vecinos que quieran volver.

Conforme a un estudio efectuado por los propios profesores, para finales de marzo habrán regresado otros 2.000 vecinos, entre ellos unos 270 niños.

«Es un número que parece pequeño, pero para nosotros significa mucho», asegura el alcalde.

Por su parte, Hirama insiste en que «en las instalaciones del colegio no hay ningún problema. Pero hemos advertido a los niños de que fuera hay 'hot spots' ('puntos calientes') y deben tener mucho cuidado en evitarlos», añade, en referencia a los lugares donde el viento y la lluvia han concentrado la radiactividad.

Mientras en ciudades como Minamisoma fueron los vecinos quienes se pusieron manos a la obra, en el interior de la vecina zona de exclusión que rodea la central nuclear las fuerzas de Auto Defensa (Ejército) también trabajan para descontaminar los edificios municipales.

Sin embargo, todavía no hay una fecha para que los cerca de 80.000 evacuados de ese área puedan regresar a sus casas: Por ahora, el primer objetivo es que la vida vuelva a la normalidad en las ciudades que quedaron al borde de la zona de exclusión.