El informe anterior, hecho público en noviembre, concluyó que Breivik padece «esquizofrenia paranoide», lo que según las leyes noruegas impide una pena de cárcel, que sería sustituida por una hipotética condena a tratamiento psiquiátrico forzado.
Breivik hizo estallar el pasado 22 de julio un coche bomba en el complejo gubernamental de Oslo, donde murieron ocho personas, e inmediatamente después se trasladó a la isla de Utøya, a 45 kilómetros de la capital, donde disparó de forma indiscriminada y mató a otras 69.
La mayoría de las víctimas de Utøya asistían al campamento de las Juventudes Laboristas.