La misión árabe en Siria está al borde del fracaso

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La oposición afirma que no ha logrado frenar la violencia y pide la cabeza de su jefe, el cuestionado general Al Dadi

30 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El goteo de víctimas de la represión no cesa en Siria -la cifra de muertos fue ayer de 35-, pese a la misión de la Liga Árabe. Una misión que está ya al borde del fracaso, según reconoció incluso uno de sus miembros a la cadena Al Yazira bajo la condición de anonimato.

La delegación hace aguas por todas partes. Una, por su falta de medios y casi nula libertad de movimientos -impuesto por el régimen de Bachar al Asad-, otra, por estar dirigida por el general sudanés Mohamed Ahmad Mustafá al Dabi, vinculado a los crímenes de Darfur, y cuya cabeza piden ya los opositores. Y sobre todo por las imágenes que sobre ellos han colgado en Internet los activistas y que evidencian que tanto pueden ser blanco de disparos como del enojo de una población desesperada.

En uno de los vídeos colgados en YouTube se ve como unos hombres que dicen ser vecinos de Homs increpan a unos observadores -identificados por sus chalecos reflectantes- cuando le muestran el cadáver de un niño envuelto en un manta. Ahmed Mohammed al Rai, de 5 años, afirman que es un mártir que recibió un bala de las fuerzas de Al Asad y para demostrarlo le muestran una herida en el hombro. «Hace poco hemos enterrado 22 mártires», dice una voz. «Y hoy hemos enterrado a otras tres personas», continúa. En el fondo de la imagen se puede ver un blindado del Ejército.

Otro equipo desplegado en Homs fue blanco de disparos en el barrio de Jalediya, aunque los vecinos lo protegieron y le dieron refugio en sus casas, según afirmó el presidente del opositor Consejo Nacional Sirio (CNS), Borham Golion, en El Cairo.

Los activistas armados con cámaras de vídeo han decidido ser la sombra de los observadores, espoleados por las declaraciones del general sudanés Al Dabi diciendo que no había visto «nada alarmante» en Homs, bastión de la revuelta y donde la represión ha dejado más víctimas.

En declaraciones al diario The New York Times, Salman Shaikh, director del Centro Brookings de Doha (Catar), destaca el papel de los ciudadanos-periodistas de Homs: la observación de los observadores, un «potencial de cambio de juego».