Miles de ciudadanos condenan la violencia en un nuevo pulso a la Junta Militar

EFE

INTERNACIONAL

Los manifestantes rechazaron también la actitud del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que había negado cualquier responsabilidad en los incidentes.

23 dic 2011 . Actualizado a las 22:28 h.

Con el recuerdo vivo de la violencia que en la última semana sufrieron los manifestantes, en especial las mujeres, miles de egipcios se concentraron hoy en la plaza Tahrir para condenar los ataques en un nuevo pulso contra la Junta Militar.

El ambiente era tranquilo en Tahrir, epicentro de la revolución del pasado 25 de enero, en cuyos alrededores se sucedieron graves disturbios entre el pasado viernes y el martes que dejaron al menos 17 muertos y casi mil heridos.

Algunos de esos heridos, con vendas y muletas, hicieron acto de presencia hoy en la plaza para reivindicar «dignidad y respeto hacia sus vidas», tal y como gritaban.

Ahmed Mustafa fue uno de aquellos a quienes las fuerzas militares dispararon en las piernas y en el pecho, según relató a Efe en una de las tiendas de campaña erigidas en el centro de la plaza y rodeadas por una gran bandera egipcia.

«Queremos libertad, queremos decir a (el primer ministro egipcio) Kamal Ganzuri y al Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas que se vayan», afirmó Ahmed.

Los manifestantes rechazaron también la actitud del Consejo Supremo de las Fuerzas Armadas, que había negado cualquier responsabilidad en los incidentes pese a las evidencias de que militares dispararon y agredieron a los manifestantes.

«Mentirosos, necesitamos saber la verdad», o «Saludos para los que nos defienden y vergüenza para los que nos matan» eran algunos de los lemas escritos en las pancartas, en alusión a la Junta Militar, que dirige el país desde la caída del presidente Hosni Mubarak el pasado 11 de febrero.

A escasos metros, un grupo de egipcias -protegidas por un cordón de hombres- pedía respeto a las autoridades y mostraban su indignación tras los últimos ataques sufridos por mujeres a manos de efectivos militares durante los disturbios.

«Me siento indignada. No nos pueden tratar así. Respeto al ejército pero este tiene que limitarse a defender las fronteras y no interferir en los asuntos políticos», afirmó a Efe Iman Ali.

A su lado, Husein Haggag dijo haber viajado desde Catar para unirse a la protesta porque «ellos (los militares) son los únicos responsables de lo que está pasando por no haber escuchado nuestras reivindicaciones y no hacer nada en estos diez meses».

Desde distintos puntos, llegaron a Tahrir varias marchas: una protagonizada por mujeres y otra procedente de la mezquita de Al Azhar, la máxima institución suní del mundo islámico, que rindió homenaje a su imán Emad Efat, asesinado durante los choques.

El joven Taha Mohamed, de 24 años, estaba indignado: «Nos trataron como animales. Es intolerable lo que han hecho con las mujeres, que para nosotros, los musulmanes, son sagradas. Somos más musulmanes que los partidos islamistas que no están aquí», destacó.

Mohamed se refirió así a los Hermanos Musulmanes, que se desmarcaron de la marcha después de respaldar esta semana a la Junta Militar, que insiste en ceder el poder a un presidente elegido democráticamente antes del próximo 30 de junio y no cuanto antes, como le exigen desde hace meses los revolucionarios.

Entre los grupos que sí decidieron participar estuvieron los partidos Wasat (islámico moderado) y el Socialdemócrata, así como los movimientos del 6 de Abril y de la Coalición de Jóvenes de la Revolución.

Mientras, en la plaza cairota de Abasiya, otra concentración fue convocada para apoyar a la Junta Militar y criticar a los manifestantes de Tahrir.

En las calles del centro de la capital donde se enfrentaron las fuerzas del orden y los manifestantes, hoy sólo recordaban la escena los altos muros de hormigón levantados para contener las protestas y los muros de la incendiada Academia Científica.

Frente a estas construcciones, los manifestantes se movían en un ambiente de calma, rodeados de vendedores ambulantes y niños que jugaban con piedras.