La retirada de EE.UU. deja tras de sí más de 100.000 civiles muertos

Amer Hameed BAGDAD / EFE

INTERNACIONAL

Los últimos soldados cruzan a Kuwait poniendo fin a la guerra de Irak

19 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los últimos soldados estadounidenses que quedaban en Irak abandonaron ayer el país en dirección a Kuwait, con lo que Washington finaliza casi nueve años de presencia en Irak. Con la salida al amanecer del último convoy de EE. UU. se pone fin a una guerra iniciada el 20 de marzo del 2003 que ha supuesto decenas de miles de bajas civiles y militares.

Más de 100.000 iraquíes, según la oenegé británica Iraq Body Count, y más de 4.400 soldados estadounidenses, según Washington, han muerto en la guerra. A estos hay que sumar las más de 318 bajas en la coalición internacional, formada por unos cuarenta países; 20.000 soldados y policías iraquíes y más de 19.000 insurgentes. Además, alrededor 1,75 millones de iraquíes están refugiados en países vecinos o se han visto forzados a desplazarse en su país, según datos de la ONU.

En los últimos días, el Ejército estadounidense había ido cerrando capítulos de esta retirada con la entrega a las autoridades iraquíes de los prisioneros que tenía en sus manos y el traspaso de la última base militar en su poder.

Con la transferencia del control de la base Imán Alí, como la conocen los iraquíes, o Camp Ader, como la llaman los estadounidenses, en Al Naseriya, en el sur, los norteamericanos concluían la entrega de las 505 bases que han estado bajo su supervisión todos estos años en Irak. El jueves pasado, la bandera estadounidense fue arriada en Bagdad en un acto cargado de simbolismo al que asistió el secretario de Defensa de este país, Leon Panetta.

Repercusiones negativas

En medio de la alegría que causa entre los iraquíes la marcha de los uniformados estadounidenses, el analista político Fahd Yaber consideró que «la destrucción de las infraestructuras y el número de víctimas civiles que causó la ocupación quedarán por largos años fijos en las retinas de los ciudadanos». En opinión de Yaber, la retirada va a tener repercusiones negativas tanto a corto como a largo plazo, «sobre todo en el ámbito de la seguridad porque las fuerzas estadounidenses salieron del país sin dejar una cobertura aérea que proteja el cielo de Irak y sin unas instituciones de Inteligencia fuertes».

A ese respecto, Yaber destacó la pobreza de los equipamientos de los cuerpos de seguridad iraquíes. Además, «las instituciones de seguridad en su mayoría se someten a lealtades sectarias y partidistas. Están aún lejos de la práctica profesional que actúa a favor de todos los iraquíes». Precisamente la falta de imparcialidad y la mala praxis de las fuerzas iraquíes fueron algunos de los argumentos esgrimidos por el segundo bloque político del país, Al Iraqiya, del ex primer ministro Ayad Alaui, para suspender su participación el sábado en el Parlamento.

Crisis política

Con esta medida, se abre la puerta a una nueva crisis política en Irak justo cuando los soldados estadounidenses abandonan el país de acuerdo con el pacto de seguridad firmado entre Washington y Bagdad en diciembre del 2008.

Pese a que oficialmente los últimos uniformados de EE.?UU. se fueron ayer, 157 militares de esta nacionalidad permanecerán en Irak, junto a un pequeño grupo de marines, para la protección de la Embajada estadounidense.

En paralelo al repliegue de EE.?UU., la OTAN terminó el sábado de manera oficial su misión en Irak, iniciada en el 2004, tras no llegar a un acuerdo con las autoridades locales para que sus militares dispusieran de inmunidad. En los últimos años, la OTAN ha participado en la formación y entrenamiento de más de 5.000 soldados y más de 10.000 policías en Irak, y ha ofrecido al país más de 115 millones de euros en equipamiento castrense.