Largas colas y compra de votos en las legislativas pos-Mubarak

E. Rubio, S. Benhaida EL CAIRO/ EFE, AFP

INTERNACIONAL

La elecciones dividen a los activistas de la plaza Tahrir

29 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Los egipcios soportaron ayer largas colas para votar en las primeras legislativas de la era pos-Mubarak, unas elecciones cruciales en un contexto de crisis política en las que los Hermanos Musulmanes se perfilan como ganadores. Una masiva afluencia en esta primera jornada del maratón electoral -hoy siguen abiertas las urnas- que se vio ensombrecida por irregularidades y problema logísticos.

El temor a un estallido de la violencia se disipó desde la apertura de los colegios, a las 8.00 horas locales, con un ambiente predominantemente pacífico y con colas de votantes de dos kilómetros esperando a que se abrieran las oficinas en El Cairo y Alejandría. Esa alta participación -incluso de los cristianos coptos- obligó a ampliar dos horas el plazo para votar.

La primera cita de tres

En esta primera cita -las siguientes dos fases serán en enero y marzo- se eligen 168 de los 498 diputados y en ellas participan 17,5 de los casi 40 millones de electores egipcios, pertenecientes a seis provincias, entre ellas El Cairo, Alejandría y Luxor. Las infracciones y el caos que se vivió en muchos colegios pusieron en evidencia los obstáculos que afronta la transición hacia la democracia en Egipto.

Según denunciaron partidos políticos y pudo constatar Efe, se registraron casos de compra de votos, así como claras violaciones de la ley electoral, como hacer campaña en los alrededores de los colegios e incluso dentro de estos.

«Hemos recibido quejas de gente denunciando la compra de votos, en algunos colegios hay personas repartiendo comida y bebida entre los votantes, y en otros se les paga dinero directamente», dijo Walid Daudi, de la alianza laica Bloque Egipcio.

El paseo del presidente del Partido Libertad y Justicia (PLJ, brazo político de los Hermanos Musulmanes), Mohamed el Mursi, y de su secretario general, Saad el Katatni, se volvió embarazoso cuando se convirtieron en testigos de las irregularidades que cometía su propio partido, tras condenar una infracción de un adversario.

El presidente de la Junta Electoral, Abdelmoaiz Ibrahim, solo reconoció dos infracciones: algunos jueces -encargados de supervisar los comicios- se incorporaron tarde a las mesas electorales, y las papeletas y las urnas llegaron con retraso. Por esta razón, anunció la destitución del responsable de la logística en el Ministerio del Interior.

En la plaza Tahrir muchos clamaban alto y fuerte su intención de no participar en las legislativas «organizadas por el Ejército» y otros se dejaban tentar por ellas. Entre los reacios figuran cientos de militantes que pasaron la noche en tiendas de campaña, convencidos de que votar es hacer el juego a los militares y al mariscal Huseín Tantaui.