De hijo reformista a gran símbolo de la dura represión

Imed Lamloum AFP / TRÍPOLI

INTERNACIONAL

20 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Saif al Islam era considerado como un reformista y el posible sucesor de su padre, pero terminó transformándose en el símbolo de la dura represión del levantamiento popular contra Gadafi. Hombre de gran influencia, soltero y con aires de playboy, trató durante un tiempo de normalizar las relaciones de Libia con Occidente. Pero desde el inicio de la insurrección popular -que terminó convirtiéndose en un conflicto armado- dejó ver su verdadero rostro, no abandonó un vocabulario hostil y belicista, y trató de salvar el régimen de su padre a capa y espada. «No soltaremos Libia y lucharemos hasta el último hombre, hasta la última mujer y hasta la última bala», proclamó el 20 de febrero, cuando dio a entender que la oposición estaba apoyada por un complot extranjero. Más tarde apareció en un vídeo, fusil en mano, arengando a su gente. Y seis meses después volvió a asegurar que el régimen no abandonaría la batalla.

Desde el 27 de junio pesaba sobre él una orden de captura emitida por la CPI por crímenes contra la humanidad. El fiscal jefe, Luis Moreno Ocampo, lo considera el «primer ministro de facto» del régimen. Está acusado de desempeñar un «rol clave en la puesta en marcha de un plan» creado por su padre para «reprimir por todos los medios» el sublevamiento popular.

Saif al Islam no tenía cargo oficial, pero se erigió como el emisario más confiable del régimen para la negociación internacional, como los acuerdos de indemnización a las familias de las víctimas de los atentados de Lockerbie. El hijo de Gadafi, que se presentaba como embajador humanitario mediante la fundación caritativa que creó en 1997, se dio a conocer cuando medió en el caso de las enfermeras búlgaras liberadas en el 2007. Un mes más tarde presentó un proyecto para modernizar el país, lo que reavivó las especulaciones sobre la sucesión.

El hijo de Gadafi, que domina el inglés y el alemán y habla un poco de francés, y se expresa con calma y ponderación, se convirtió para la prensa en la nueva figura respetable de un régimen acusado mucho tiempo de «promover el terrorismo».

Un año más tarde anunció su salida de la política, asegurando haber puesto en marcha el «tren de las reformas», y pidió la construcción de una sociedad civil «fuerte». Y lanzó una campaña de apertura del país en los medios de comunicación: creó la primera televisión y los dos primeros diarios privados.

Aficionado a la pesca submarina, la caza, la hípica y la pintura, denunció una burocracia contra la que combatió para imponer sus reformas, y afirmó que solo intervenía en los asuntos de Estado por «obligación», ante la falta de instituciones.

Nacido el 25 de junio de 1972 en Trípoli, la Espada del Islam (es el significado de su nombre) es el hijo mayor de la segunda esposa de Gadafi, y el segundo de sus ocho descendientes. Estudió Arquitectura en la Universidad de Al Fateh en 1995, de ahí su apodo ingeniero Saif. Cinco años después estudió administración y dirección de empresas en Viena, donde forjó una gran amistad con Jörg Haider, jefe de la ultraderecha austríaca.