Los militantes sirios de derechos humanos Hasán Abdel Azim, Michel Kilo, Haitam Menna y Saleh Muslim, de la oposición interna, fueron agredidos con huevos y piedras
10 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.Un grupo de activistas contrarios al régimen sirio atacaron ayer frente a la sede de la Liga Árabe en El Cairo a una delegación de la oposición interna en Siria, a la que consideran afín al presidente Bachar al Asad.
Los militantes sirios de derechos humanos Hasán Abdel Azim, Michel Kilo, Haitam Menna y Saleh Muslim, de la oposición interna, fueron agredidos con huevos y piedras para evitar que entraran en la Liga Árabe a reunirse con el secretario general, Nabil al Arabi.
Mumen Quafatia, uno de los mentores de la protesta de ayer, dijo que la delegación atacada «en ningún momento se mostró a favor de congelar la adhesión de Siria a la Liga Árabe ni de establecer una zona de exclusión aérea para proteger a los civiles», como piden ellos. «Son traidores, comprados con dinero. Hoy recibieron lo que merecen y escaparon como ratones, porque no representan al pueblo sirio sino al régimen», añadió.
Pese al ataque, algunos, entre ellos el dirigente de la Coordinadora Nacional de las Fuerzas del Cambio Democrático, Hasán Abdel Azim, se reunieron con Al Arabi. Abdel Azim explicó que se oponen a una intervención militar extranjera.
Minas en la frontera libanesa
La oposición exterior pidió ayer al Líbano que frene el secuestro de sirios, tras la desaparición de más de una decena en su territorio y pese a que Beirut niega que hayan sido raptados. Opositores del CNS añadieron que los secuestrados fueron entregados a las fuerzas de seguridad sirias y corren peligro de muerte.
Según informa Efe, el presidente libanés, Michel Suleiman, confirmó que Siria ha colocado minas en la frontera común con el objetivo de evitar el contrabando de armas y la entrada en el país de gente de forma ilegal, pero también la salida.
Mientras, en el país sigue la violencia. Al menos 25 personas murieron ayer en otra jornada de disturbios que se extendió a Damasco, donde perecieron ocho civiles pese a que se ha mantenido relativamente al margen de la revuelta, según los grupos opositores.