Al menos diez palestinos han muerto en las últimas horas en diversos ataques aéreos israelíes.
30 oct 2011 . Actualizado a las 20:54 h.La conferencia de paz de Madrid sobre Oriente Próximo cumple hoy su vigésimo aniversario con el conflicto aún abierto y sin perspectivas de acuerdo, a pesar de la petición que la Autoridad Nacional Palestina hizo en septiembre ante la ONU para que se le reconozca su propio Estado.
La reunión que se celebró durante tres días en el Palacio Real propició que los israelíes y palestinos se sentaran a hablar de paz por primera vez en 43 años. Participaron además todos los actores regionales decisivos en la resolución del conflicto -Egipto, Líbano, Siria y Jordania-, así como los expresidentes de Estados Unidos, George Bush, y de la URSS, Mijail Gorbachov, promotores de la iniciativa. La conferencia representó uno de los grandes hitos de la diplomacia española, al que contribuyeron de manera decisiva el rey y el entonces presidente del Gobierno, Felipe González, por su interlocución privilegiada con Israel y los países árabes. El tercer pilar en el que España cimentó su éxito fue el ministro de Exteriores en aquella época, el fallecido Francisco Fernández Ordóñez. El foro de 1991 fijó los parámetros sobre los que se debería construir la paz en Oriente Próximo. La fórmula acuñada entonces de «paz por territorios» sigue vigente, aunque sin que se haya hecho realidad la aspiración del pueblo palestino de tener su propio Estado en convivencia con el de Israel.
A pesar de todos los obstáculos que persisten después de dos décadas, el Gobierno español cree que el «espíritu de Madrid» sigue estando vivo. «No solo ha contribuido, sino que sigue contribuyendo», afirma a Efe el actual secretario de Estado de Asuntos Exteriores, Juan Antonio Yáñez-Barnuevo. Yáñez-Barnuevo, por entonces embajador de España ante la ONU, reconoce que el proceso sigue «atascado», aunque la voluntad de la comunidad internacional es «empujar para sacarlo» de esta situación una vez que «todo el mundo acepta que la única solución posible es la de dos Estados» con pacto entre las partes. El hasta ahora portavoz de Exteriores del PP, Gustavo de Arístegui, asegura que la conferencia de Madrid fue un «punto de inflexión importantísimo» en los 19 planes de paz que ha habido desde que estalló el contencioso en 1948. De Arístegui lamenta que España, con el Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, haya perdido peso como interlocutor por haber sido «innecesariamente hostil en ocasiones» con Israel.
El exministro de Asuntos Exteriores Miguel Ángel Moratinos conviene en que la reunión de Madrid, a pesar de organizarse con tan solo diez días de antelación, logró anteponer el diálogo a décadas de enfrentamiento. Desde entonces, Moratinos, «ha habido luces y sombras y el pesimismo de hoy se debe a que no se ha avanzado todo lo que se esperaba entonces». «Queda mucho camino que recorrer, pero los parámetros de la paz están bien asentados. Pese a las frustraciones, es más lo positivo que lo negativo. Hay muchas más luces que sombras», añade Moratinos.
El exjefe de la diplomacia española confía en que sea ahora el Cuarteto -UE, EEUU, Rusia y la ONU- el que consiga «convocar un 'Madrid II' que pueda poner un punto final». Para Haizam Amirah, investigador principal del Real Instituto Elcano para el Mediterráneo y el Mundo Árabe, del optimismo que se generó en 1991 se ha pasado a un sentimiento de frustración. «En el contexto actual, no deja de ser un eufemismo hablar de proceso de paz», confiesa a Efe Amirah, quien, no obstante, cree que la actual ola de cambios que viven los países árabes «acabarán transformando la naturaleza del conflicto» de Oriente Próximo.