El Tribunal de La Haya negocia con Saif al Islam su entrega y le promete un juicio justo

R. P. REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

La OTAN confirma que lunes acabará su intervención en Libia

29 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Tribunal Penal Internacional (TPI) mantiene contactos informales e indirectos con el fugitivo Saif al Islam para negociar su rendición y prometerle un juicio justo. Contactos que no han gustado al Gobierno provisional libio, que no esconde su deseo de juzgar al hijo de Muamar el Gadafi en Trípoli, en vez de en La Haya.

El fiscal del TPI, Luis Moreno Ocampo, confirmó las negociaciones a través de intermediarios y ratificó que como cualquier detenido el primogénito del dictador «tendrá derecho a ser escuchado ante la corte y será inocente hasta que se demuestre lo contrario». Sobre Saif al Islam pesa una orden de búsqueda internacional por crímenes contra la humanidad cometidos durante la represión de los civiles durante la revuelta.

Lo que parece claro es que algo ha fallado en los planes de huida de Saif y teme por su vida, por lo que prefiere acabar en una cárcel de La Haya que en manos de los insurgente visto lo ocurrido con su padre y hermano Mutasim.

El TPI no aclaró dónde se encuentra, pero el fiscal señaló que saben que «un grupo de mercenarios ofreció transferir a Saif a un país africano» no adscrito al tribunal, es decir, que frenaría cualquier detención o extradición. Por ello, Ocampo no descartó «interceptar cualquier avión en el espacio aéreo de un Estado miembro para poder arrestarlo». Estos días se aseguraba que estaba intentando cruzar a Níger protegido por tuaregs, pero ayer Francia apoyaba la posibilidad de que estuviera en Mali. Al otro fugitivo, el exjefe de inteligencia Adbulá al Senusi, también lo sitúan en Níger o Mali.

En Bruselas, el secretario general de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, anunció con un «nuestro trabajo militar ha terminado, los libios han liberado su país» la decisión formal de los aliados de poner fin el lunes a su operación, después de que la ONU hiciese lo propio el jueves. De nada ha servido la petición de Trípoli para prorrogar una misión en la que hubo más de 26.000 intervenciones, en las que fueron bombardeados más de 6.000 objetivos.