EE.UU. negocia su futuro en Afganistán más allá del 2014

Rosa Paíno
Rosa Paíno REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Desea conservar una docena de bases militares como la de Bagram, en Kabul

07 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Diez años de ocupación y cientos de miles de millones de dólares (solo EE.?UU. ha gastado 444.000 millones) no han conseguido liquidar a los talibanes en Afganistán. Pese a ello, los ministros de Defensa de la OTAN reafirmaron en su reunión de ayer en Bruselas que en unos meses comenzará el repliegue de tropas de combate previsto y que debe completarse a finales del 2014.

El secretario general de la Alianza, Anders Fogh Rasmussen, insistió en dejar claro que la OTAN no dejará a los afganos «en la estacada». Pero la opinión pública occidental -cada vez más hostil a mantener a sus soldados en ese atolladero-, su alto coste en época de dura crisis y el convencimiento de que el final de la guerra se ve muy lejano, les ha hecho hacer el petate pese al aumento de la violencia y a que el Gobierno de Hamid Karzai no controla nada más allá de Kabul.

Mientras los aliados europeos ponen a punto el calendario de retiradas de sus tropas dentro de la ISAF, la Administración Obama prepara cómo seguir controlando el país, y de paso al vecino Pakistán. Hace unos días, el propio Karzai, preguntado sobre el riesgo de la salida de los americanos, contestó entre risas: «No se preocupe por eso, no van a abandonar Afganistán».

Futura estrategia

El mensaje oficial de Washington de no querer conservar bases en Afganistán no convence a nadie. Muy al contrario, según los expertos consultados por AFP, son la principal disputa en las duras negociaciones sobre la futura «cooperación estratégica» entre los dos países iniciadas en febrero.

La Casa Blanca estudia cómo mantener más allá del 2014 una decena de bases militares como la de Bagram, pequeñas ciudades que albergan a 30.000 personas con su Pizza Hut y su concesionario de coches incluido. Karzai reconoció hace unas semanas que rechazaba varias de las condiciones impuestas para permitir la presencia estadounidenses después de la retirada. Una de ellas, que los soldados debían operar en el marco de la ley local y no actuar sin el aval de las autoridades afganas.

Apoyo financiero

Según dijo a la AFP un responsable estadounidense que pidió el anonimato, Washington y Kabul discrepan también sobre el futuro apoyo financiero a las fuerzas afganas, cuya formación costó unos 11.600 millones de dólares solo en el 2011.

«En una negociación, las dos partes piden la luna, pero encontraremos un compromiso a medio camino», relativizaba hace poco Ryan Crocker, el embajador de EE.?UU. en Kabul. Los estadounidenses, asegura, se conformarían con apoyar a los afganos aportando sus servicios de inteligencia, la protección aérea y logística. Esto «ayudará a Afganistán» a hacer frente a las injerencias de los países vecinos, declaró la diputada afgana Fawzia Kufi, refiriéndose a Pakistán.

Washington negocia desde hace años el mismo tipo de acuerdo con Irak, un proceso laborioso donde aún quedan por solucionar varios puntos clave: cuántos soldados se quedarán y por cuánto tiempo después del 31 de diciembre del 2011, fecha límite para su retirada. El primer ministro iraquí, Nuri al Maliki, logró el miércoles el respaldo de los partidos para mantener a algunos soldados de EE.?UU. desde esa fecha, pero solo para prestar labores de entrenamiento militar y sin gozar de inmunidad.