El primer ministro japonés, Naoto Kan, blanco de múltiples críticas por su gestión de la catástrofe del 11 de marzo en Fukushima, tiró la toalla ayer, abriendo el camino a la elección del sexto jefe de Gobierno en cinco años en un país traumatizado y endeudado.
Kan anunció su renuncia ayer a la presidencia del Partido Demócrata, y su salida del Gobierno la semana próxima una vez que el nuevo presidente sea elegido.
Kan, que fue elegido en junio del 2010, renunció tras haber sido criticado por la oposición y en su partido, por su gestión, considerada calamitosa, del accidente nuclear en Fukushima. En junio, Kan prometió que dimitiría después de aprobar tres proyectos de ley: de ampliación del presupuesto para la reconstrucción de las zonas afectadas por la catástrofe (aprobada en julio), y dos textos sobre la emisión de obligaciones del Estado para completar el presupuesto y sobre el desarrollo de energías renovables, que fueron adoptados ayer. Entre los favoritos para sucederle figura el ex ministro de Exteriores Seiji Maehara, de 49 años.