Los investigadores del Río-París niegan las acusaciones de manipulación

EFE

INTERNACIONAL

El BEA precisó que la investigación prosigue y que las conclusiones anunciadas el pasado viernes son «provisionales».

03 ago 2011 . Actualizado a las 20:43 h.

El Organismo de Investigación y Análisis (BEA), encargada de las pesquisas sobre el vuelo entre Río de Janeiro y París accidentado en 2009, negó hoy las acusaciones de manipulación lanzadas por diversos medios de comunicación, familiares de las víctimas y el sindicato de pilotos de Air France.

En un comunicado, el BEA precisó que la investigación prosigue y que las conclusiones anunciadas el pasado viernes son «provisionales».

«Las causas del accidente serán conocidas durante la publicación del informe final en el transcurso del primer semestre de 2012», indicó el BEA.

La reacción de los investigadores se produce después de que la prensa revelara que en su tercer informe provisional el BEA eliminó una parte que hacía referencia a posibles disfunciones derivadas del modo de funcionamiento de la alarma de caída libre.

El BEA confirmó que eliminó esa parte porque sus investigadores consideraron que «era prematura en este momento de las pesquisas».

Por eso, decidieron quitar una recomendación relativa al funcionamiento de la alarma de caída libre que figuraba en el informe preliminar enviado a Air France, propietario del avión, Airbus, constructor del mismo, y al sindicato de pilotos.

El BEA aseguró que siguen investigando las causas del accidente y, en particular, la incidencia que la alarma de caída libre pudo tener en el mismo.

Esa alarma se encendió y apagó en varios momentos, lo que pudo contrariar a la tripulación y equivocar su actuación, según el sindicato de pilotos.

Éste reaccionó en contra del tercer informe provisional del BEA, que aseguraba que los pilotos y copilotos del vuelo AF447 no tenían la preparación adecuada para el pilotaje manual del avión a gran altura.

Una eventualidad a la que tuvieron que enfrentarse en la noche del 1 de junio de 2009, cuando el A330 que pilotaban con destino a París sufrió un problema en las sondas de medición de la velocidad, lo que desactivó el piloto automático cuatro horas y media después del despegue del aeropuerto carioca de Geleao.

Ante esa circunstancia, la tripulación adoptó decisiones equivocadas que provocaron el accidente y la muerte de los 228 ocupantes del avión.

El BEA destacó en su tercer informe provisional que los tripulantes no estaban formados para esa eventualidad, pero prometió seguir estudiando otras opciones, en particular, si los pilotos pudieron verse perturbados por el funcionamiento de la alarma.

Para ello, indicaron, se creó un grupo de trabajo, compuesto de especialistas de diversas disciplinas, destinado a entender la reacción de los pilotos a las diferentes indicaciones que tuvieron, en particular, a la alarma de caída libre, la más importante y sonora de todas.

Del análisis de las cajas negras del aparato se extrae que los pilotos escucharon la alarma, pero su actuación no fue la adecuada para evitar la caída libre del avión.

«Este hecho debe ser analizado en prioridad por el grupo de trabajo», indicó hoy el BEA.

En el trasfondo de la polémica hay un duelo entre Air France y Airbus, ambos procesados por la justicia francesa por homicidio involuntario.

En el tercer informe del BEA se dejaba entrever una falta de preparación de los pilotos, lo que puede prejuzgar una responsabilidad de la aerolínea, mientras que si se revela que hubo una disfunción de la alarma, la culpa caería en el constructor.

La revelación de los cambios en el informe del BEA provocó el enfado de los familiares de las víctimas, que consideraron «desacreditada» la investigación, y del sindicato de pilotos, que anunció que no seguirá colaborando en las pesquisas.