Los republicanos de EE.UU. viven la peor crisis de la última década

tatiana lópez NUEVA YORK / CORRESPONSAL

INTERNACIONAL

El radicalismo del Tea Party acorrala a los conservadores moderados

31 jul 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El Partido Republicano de EE.UU. ha divisado esta semana su peor crisis de la última década como consecuencia de la división de sus miembros sobre el techo de la deuda del país. A un lado están los fanáticos fiscales, miembros del Tea Party. Al otro, veteranos bipartidistas como el portavoz de la Cámara de Representantes, John Boehner, que estos días vio comprometido su liderazgo por culpa de sus nuevos compañeros.

Para muchos expertos, la actual crisis recuerda la que vivió el GOP en 1998, cuando el entonces portavoz de la Cámara de Representantes, Newt Gingrich, se vio obligado a renunciar debido a la presión de sus compañeros. Gingrich se había convertido en una figura incómoda por supuestas irregularidades financieras y por su empeño en sacar a Bill Clinton de la Casa Blanca, una jugada que acabó pasándole factura.

Si en la década de los noventa la división republicana tuvo como consecuencia el reforzamiento del Gobierno de Clinton, el panorama que se le presenta ahora es más desolador. Porque lo que está en juego no es solo el liderazgo de Boehner, sino la propia ideología del partido.

Puede decirse que todo empezó en el 2009, cuando la vieja guardia republicana no tuvo reparos en entregarse al movimiento ultraconservador del Tea Party para hacerse con el control del Congreso. Era el mismo error cometido John McCain en las pasadas presidenciales, cuando la elección de Sarah Palin como número dos puso en evidencia la mala conexión entre nuevos y viejos conservadores.

Igual que la exgobernadora de Alaska, los congresistas del Tea Party llegaron a la escena nacional sin experiencia y prometiendo reformar el juego de Washington, aunque eso supusiera barrer a sus compañeros de filas. Al principio, los republicanos más veteranos pensaron que serían capaces de modificar este comportamiento y ahí estuvo su fallo. Los miembros del Tea Party han demostrado que son capaces de poner al país al borde la bancarrota, pero nunca traicionar sus ideales

Si finalmente los republicanos no logran aumentar el techo de la deuda de EE.UU., una de las consecuencias inmediatas sería el desgaste de sus candidatos para las presidenciales del 2012. De momento la mayoría de los aspirantes han decidido cerrar filas alrededor de Boehner, con la excepción de Michele Bachman, la nueva musa del Tea Party, que hace unos días arremetía directamente contra el portavoz de su grupo al asegurar: «Mantendremos la fe en EE.UU. pase quien pase, y caiga quien caiga».

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