Amnistía Internacional cumple 50 años de defensa de los derechos

A. A. Madrid / colpisa

INTERNACIONAL

AI ha denunciado abusos y atrocidades contra las personas, ha sido la voz de los sin voz y se ha mantenido siempre en guardia contra el abuso de poder y la impunidad.

28 may 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En 1961 dos jóvenes portugueses fueron encarcelados por el simple hecho de brindar en público con unas copas de vino por la libertad. El férreo régimen dictatorial de Salazar no lo dudó y los encarceló acusados de un delito de traición. No esperaba el régimen luso que su decisión fuese a significar condena alguna en un mundo en el que apenas nueve países habían abolido la pena de muerte y las torturas eran una práctica habitual. Pero Salazar se equivocó.

Indignado por el encarcelamiento de los dos jóvenes, el abogado británico Peter Benenson escribió un artículo que, sin tener conciencia de ello, ayudaría a cambiar el mundo. Los presos olvidados, publicado en el periódico The Observer, sirvió de embrión de un movimiento en defensa de los derechos humanos que, tras nacer gracias al empeño de un minúsculo grupo de voluntarios londinenses, consiguió en apenas diez años extenderse hasta contar con 850 delegaciones en 27 países, incluidos algunos situados al otro lado del telón de acero, como Checoslovaquia o Alemania Oriental.

Objetivos

El éxito puede explicarse en parte por la simplicidad de su objetivo: defender los derechos humanos en todos y cada uno de los países del mundo. Durante sus 50 años de vida, AI ha denunciado abusos y atrocidades contra las personas, ha sido la voz de los sin voz y se ha mantenido siempre en guardia contra el abuso de poder y la impunidad. Ganadora del Nobel de la Paz en 1977, esta organización cuenta con una absoluta independencia económica que le permite mantenerse al margen de las subvenciones estatales, tiene registrados más de tres millones de simpatizantes adscritos en 150 países y dispone de un presupuesto anual superior a los 200 millones de euros fruto de donaciones altruistas.

«No habría un éxito mayor para AI que desaparecer». Estas palabras formuladas por el presidente de AI en España, Alfonso López, expresan un sueño que está lejos de cumplirse.