Rodeado de tres mujeres, una decena de niños, un centenar de pollos, dos vacas y conejos, Bin Laden disfrutaba de una vida tranquila al ritmo de las cosechas de su pequeña granja de Abbottabad.
En un vídeo grabado el martes con un teléfono móvil por un soldado paquistaní - antes de que el Ejército vaciara la residencia-, se ve una docena de huevos en la cocina, posiblemente recién llegados del gallinero que tenía la casa en la que vivían una veintena de personas junto al hombre más buscado. El vídeo da una idea del día a día de esta pequeña comunidad, organizada por Tariq y Arshad, dos hermanos paquistaníes nacidos en Kuwait, donde su padre se había hecho amigo de Bin Laden. Al contrario de lo que dijo EE.?UU., la casa no es lujosa. Más que una mansión parece una pequeña clínica un tanto siniestra. Su interior es espartano: baldosas grises, paredes y escalera de hormigón, muebles rudimentarios, colchones de espuma y televisores anticuados. La habitación del jefe de Al Qaida no es una excepción. Solo un hombre entraba de vez en cuando en el huerto. Era Shamrez Mohamad, un campesino que se encargaba de dar de comer a los animales y de ayudar a cultivar patatas, coliflor y judías, y de sulfatarlas.