Unos 21.000 soldados nipones y estadounidenses, a la búsqueda de cadáveres

jairo mejía TOKIO / EFE

INTERNACIONAL

02 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Japón intensificó ayer las labores de búsqueda de desaparecidos y los trabajos para evitar fugas radiactivas en la central de Fukushima, cuando se cumplen tres semanas del peor desastre de Japón desde la Segunda Guerra Mundial.

Unos 18.000 miembros del Ejército japonés, apoyados por 7.000 soldados estadounidenses, bomberos, guardacostas y policías iniciaron una gran operación de tres días por mar y aire para recuperar el mayor número posible de desaparecidos tras el terremoto y el tsunami en las provincias más afectadas.

Aún quedan 16.464 personas en paradero desconocido desde el día del seísmo, un número superior a los 11.620 cuerpos encontrados hasta el momento, según los datos de la policía.

La cifra de víctimas se concentra en Iwate, Miyagi y Fukushima, para las que el primer ministro, Naoto Kan, prometió ayer en un discurso lleno de llamamientos a la esperanza empleos y la recuperación de sus comunidades.

El diario japonés Yomiuri indicó que 23.600 hectáreas de zonas agrícolas, medio de vida de un gran número de personas en esas zonas rurales, se vieron afectadas por el tsunami, una extensión casi dos veces superior al territorio de la ciudad de Sevilla. A esto hay que añadir la contaminación que ha afectado a numerosas plantaciones y granjas.

Traje de emergencia

Coincidiendo con la llegada del nuevo año fiscal, que comenzó ayer, el Gobierno se desprendió del traje de faena azul (cazadora, símbolo de la situación de emergencia), que todos los ministros vestían desde el día 11, y se iniciaron planes para traer poco a poco la normalidad.

Kan anunció la celebración el día 11 de una conferencia con autoridades locales y expertos para acelerar la reconstrucción y mejorar la vida de cientos de miles de personas sin hogar.

El Gobierno comenzó ayer a trabajar con autoridades locales para construir comunidades temporales que incluirán casas, colegios, hospitales y oficinas. En la zona hay más de 1.600 colegios destruidos, lo que dificulta el comienzo del año escolar japonés, y más de 300 son utilizados como albergues.