Gadafi masacra a su propio pueblo

La voz / redacción

INTERNACIONAL

El régimen lanza su aviación contra los manifestantes y deja decenas de muertos

22 feb 2011 . Actualizado a las 10:46 h.

Moamar Gadafi lanzó ayer todo su potencial represor contra los manifestantes provocando con su aviación una masacre en Trípoli, mientras se producían las primeras deserciones y los manifestantes se hacían con el control de varias ciudades, tras seis días de una rebelión que deja ya varios centenares de muertos.

Aviones del Ejército del Aire libio bombardearon por la tarde a los manifestantes en varios puntos de la capital, Trípoli. Los vecinos de los barrios de Tayura y Fashlum denunciaron una masacre. Uno indicó que helicópteros sobrevolaron el barrio y de ellos salieron mercenarios que dispararon contra la gente que estaba en la calle. La cadena Al Yazira habla de al menos 250 muertos, y Al Arabiya, de 160.

La estimación de muertos desde el inicio de la rebelión el 15 de febrero hasta primeras horas de ayer iba de 230 (según Human Rights Watch) a una cifra de 300 a 400 (según la Federación Internacional de Derechos Humanos). Pero cualquiera que sea el balance, este tuvo ayer un incremento significativo.

La chispa

Las protestas se radicalizaron tras el discurso por televisión del hijo mayor de Gadafi y el favorito a sucederlo, Saif al Islam, hecho a la una de la madrugada de ayer, llamando a deponer la rebelión antes de recurrir a las armas. Horas después el caos llegaba por primera vez a la capital. Allí la multitud saqueó las instalaciones de una televisión y una radio públicas e incendió comisarías y edificios oficiales como la sede del Gobierno y del Ministerio de Justicia. Mientras, las fuerzas del orden abandonaban prácticamente la capital, donde había pillajes y tiroteos, en medio de rumores de que el líder libio había dejado el país. Rumores alimentados horas después en Bruselas por el ministro de Exteriores británico, William Hague, que aseguró que tenía informaciones que apuntaban a que Gadafi estaba de camino a Venezuela. Anoche tanto el viceministro libio de Asuntos Exteriores, Jaled Kaim, como el Gobierno de Caracas desmintieron esa información.

La ciudad de Bengasi, la segunda más importante de Libia y bastión de los opositores, se encuentra en poder de los manifestantes. «Los soldados dejaron las armas y abandonaron el aeropuerto al escuchar que Gadafi había huido del país. La gente tomó las armas», relató Servet Zengin, un trabajador turco atrapado en Bengasi, en declaraciones al canal NTV. El propio hijo de Gadafi reconoció que en Bengasi «los tanques se desplazan conducidos por civiles» y que en Al Baida, otra ciudad rebelde, «la gente tiene fusiles y los depósitos de municiones fueron saqueados». Las fuerzas de seguridad también se han retirado de ciudades como Jalu, Zauia y Sebha.

La rebelión provocó disensos en la cúpula del régimen: el ministro de Justicia, Mustafá Abdel Yalil, renunció a su cargo para protestar contra «el uso excesivo de la fuerza» contra los opositores, después de que por lo menos tres diplomáticos libios en el exterior hicieran otro tanto desde el domingo. Anoche, la misión libia ante la ONU anunció la ruptura de su relación con el régimen para apoyar a los manifestante, Pero lo que puede hundir definitivamente al régimen es el apoyo de los principales líderes tribales a los manifestantes.