Un suicida causa 35 muertos en el principal aeropuerto de Moscú

Rafael M. Mañueco MOSCÚ / COLPISA

INTERNACIONAL

Las primeras investigaciones apuntan a un grupo islámico del Cáucaso

25 ene 2011 . Actualizado a las 13:43 h.

La zarpa del terrorismo ha vuelto a golpear Moscú y lo ha hecho con extrema dureza. Sobre las cuatro y media de la tarde de ayer (hora española), una bomba, detonada por un terrorista suicida, arrasó la terminal de llegadas internacionales del aeropuerto moscovita de Domodédovo. Si lo hubiese hecho tres cuartos de hora más tarde, podría haber alcanzado a los pasajeros del vuelo de Iberia que llegaba desde Madrid, y que fue desviado al aeropuerto de Vnúkovo.

La última cifra provisional de muertos facilitada asciende a 35 y a más de 150 la de heridos. Una treintena se encuentran en estado crítico, lo que hace temer que el balance de víctimas mortales aumente. Entre los fallecidos hay al menos dos británicos. Una fuente policial aseguró que «en el lugar del atentado fue encontrada la cabeza de un hombre de apariencia árabe de entre 30 y 35 años de edad, seguramente él que activó el artefacto explosivo».

La bomba estaba rellena de metralla y compuesta por siete kilos de TNT. A juzgar por la tipología habitual del terrorismo en Rusia, las primeras hipótesis de las fuerzas de seguridad apuntan a que los autores de la matanza son grupos islámicos radicales procedentes del Cáucaso norte, aunque al cierre de esta edición ningún grupo había reivindicado la masacre.

Tres sospechosos

El portavoz del Comité de Instrucción ruso, Vladimir Markin, confirmó que se trata de un atentado perpetrado por un terrorista suicida, y pidió la colaboración ciudadana para aportar cualquier testimonio que pueda ayudar en la investigación. Sin embargo, fuentes citadas por la agencia RIA aseguran que la policía ya conocía la amenaza de atentado y buscaba a tres sospechosos, entre ellos una mujer, previsiblemente una viuda negra (como se conoce a las esposas o hermanas de islamistas abatidos), que podrían haber ayudado al kamikaze. La policía supone que el terrorista entró en la terminal de llegadas, donde los controles son menos rigurosos que en la de salidas.

El presidente Dmitri Medvédev repitió exactamente las mismas palabras que pronuncia siempre tras un atentado: «Los terroristas serán perseguidos, capturados y castigados», pero criticó el hecho de que en Rusia «ni de lejos se cumplen las medidas de seguridad adecuadas».

Medvédev presidió una reunión urgente para organizar el operativo de asistencia a los heridos y a los familiares de las víctimas y decretó el estado de alerta en toda la capital y especialmente en los aeropuertos y nudos de transporte. Además, el jefe del Kremlin canceló su viaje a Davos (Suiza) para participar en el Foro Económico Mundial, donde era uno de los principales ponentes.

El aeropuerto internacional de Domodédovo es el más moderno y de mayor capacidad de Moscú. En el 2009 pasaron por él 18,7 millones de pasajeros. Poco antes del estallido de la bomba, habían aterrizado aviones provenientes de El Cairo, Tokio, Dusseldorf y Londres.

La ministra de Exteriores, Trinidad Jiménez, manifestó anoche que «las noticias que nos llegan en este momento es que no ha habido ningún español entre las víctimas mortales».