Blair admite que desoyó a su fiscal general cuando le dijo que la guerra de Irak era ilegal

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INTERNACIONAL

22 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Con el remake vivido ayer de la primera comparecencia hace un año del ex primer ministro británico, Tony Blair, ante la Comisión Chilcot que investiga la manera en la que se condujo al país a la guerra de Irak, se corre el riesgo de caer en lo absurdo. ¿El motivo de esta segunda comparecencia? Un puñado de preguntas, se calcula que unas cien, con las dudas mostradas por el juez John Chilcot, consecuencia de su primera comparecencia el 29 de enero del 2010. ¿La conclusión de esta segunda comparecencia? Un par de confesiones tardías y poco novedosas que ya suponía la sociedad británica, y quizás doscientas preguntas más a las que el juez Chilcot nunca tendrá una respuesta clara.

Sobre todo porque Blair se negó ?contra la opinión de Chilcot? a autorizar la publicación de su «correspondencia privada con el ex presidente de Estados Unidos, George W. Bush», relativa al período en el que los dos mandatarios habrían decidido «un cambio de régimen en Irak» durante una reunión en el rancho tejano de Bush en abril del 2002, justo once meses antes de la invasión.

«Estas notas son confidenciales», explicó Blair, «y además coinciden esencialmente con las declaraciones que he expresado ya en público».

Como salvedad, Blair reconoció que desoyó la advertencia de su fiscal general, Peter Goldsmith, quien le presentó un informe diciendo que una invasión sin una segunda resolución de la ONU sería el inicio de una guerra ilegal. El ex premier se justificó diciendo que no era una advertencia según él «formal», y creía que su principal asesor jurídico terminaría cambiando de opinión. Añadió que creía que la resolución 1441 era suficiente.

El pasado martes, Goldsmith dijo ante la misma comisión que el ex primer ministro lo excluyó de deliberaciones importantes sobre la legalidad de la guerra de Irak, algo que este ha admitido haber hecho.

Ayer, Blair precisó sus palabras sobre sus sentimientos por la pérdida de vidas humanas en el conflicto. «Hace un año quise decir que, evidentemente, lamento profunda y sinceramente la pérdida de vidas humanas entre nuestras Fuerzas Armadas, las de otras naciones, las de civiles que acudieron a ayudar a los iraquíes y las de los propios iraquíes», dijo Blair. Desde los bancos del público instalados en la sala de convenciones se escuchó un «demasiado tarde». Allí se sentaban familiares de víctimas del conflicto.