Arranca la campaña presidencial en Portugal marcada por el temor a un rescate

EFE

INTERNACIONAL

El Ejecutivo luso insiste en que no se plantea recurrir a la ayuda externa y que, a nivel macroeconómico, el país presenta datos que no le hacen merecedor de la desconfianza de los mercados.

09 ene 2011 . Actualizado a las 19:23 h.

La campaña para los comicios presidenciales del próximo día 23 en Portugal ha comenzado oficialmente hoy, marcada por el temor a que la presión de los mercados obligue al país a recurrir a la ayuda externa y las acusaciones de tráfico de influencias hacia el favorito a la reelección, Aníbal Cavaco Silva.

Ya la semana pasada los inversores mostraron su desconfianza sobre la situación del país, recelosos de su elevado déficit público y de que no pueda cumplir con sus obligaciones financieras, lo que ha disparado las especulaciones sobre un posible rescate de la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Cada vez es más agobiante la presión de los mercados sobre Portugal, lo que se tradujo en la subida de los intereses sobre su deuda soberana hasta máximos históricos (por encima del 7%) esta última semana.

En los primeros días del 2011, el país también vio aumentar el paro (+0,8% en noviembre), menguar la confianza de consumidores y empresarios a niveles nunca conocidos antes y caer con fuerza la Bolsa de Lisboa (-3,9%). Por contra, la semana pasada Portugal anunció que creció en el 2010 el doble de lo esperado, en torno al 1,4%, y que el objetivo de reducir el déficit público en dos puntos respecto al año anterior, hasta el 7,3%, se había cumplido con éxito. Dos positivas noticias para el país que fueron anunciadas por el primer ministro luso, José Sócrates, ante el Parlamento el viernes, pero que tuvieron un reducido impacto entre los inversores.

Ayer mismo, la revista alemana Deir Zeitung indicaba en su versión web que los gobiernos de Francia y Alemania estudian pedir a Portugal que solicite cuanto antes la ayuda de la UE y el FMI. El Ejecutivo luso, por su parte, insiste en que no se plantea recurrir a la ayuda externa y que, a nivel macroeconómico, el país presenta datos que no le hacen merecedor de la desconfianza de los mercados.

Los inversores, sin embargo, parecen centrarse más en las necesidades de financiación de Portugal, que se estiman en cerca de 20.000 millones de euros.

Los analistas señalan que la verdadera prueba de fuego para el país será la emisión de esta semana, de entre 750 y 1.250 millones de euros en obligaciones del Tesoro a tres y diez años, al coincidir en pocos días con las de Grecia, España e Italia.

Pero además la carrera presidencial ha arrancado con acusaciones hacia el actual jefe del Estado, Aníbal Cavaco Silva, por haber recibido trato de favor para comprar en 2001 un paquete de títulos de la sociedad propietaria del Banco Portugués de Negocios (BPN) a un euro, precio sensiblemente más bajo del pagado por la mayoría de accionistas.

El dirigente vendió esos títulos dos años después a 2,4 euros la acción, lo que le supuso una plusvalía del 140 por ciento, hasta los 147.500 euros, según ha publicado estos días la prensa lusa.

Sus rivales exigen a Cavaco Silva que aclare quién adquirió su paquete de acciones -la compraventa se produjo en un período durante el que se mantuvo al margen de la política activa- y denuncian que la operación se fraguó junto al ex presidente del BPN José de Oliveira e Costa.

Oliveira e Costa fue secretario de Estado de Asuntos Fiscales en el primer Gobierno de Cavaco Silva y hoy está procesado por presunta actuación irregular al mando del BPN, entidad nacionalizada en 2008 por riesgo de quiebra técnica, tras descubrirse un agujero de 700 millones de euros en sus cuentas.

En medio de esta situación, Aníbal Cavaco Silva, de 71 años y todo un histórico de la política lusa (también fue primer ministro entre 1985 y 1995), se presenta como garante de la estabilidad del país para revalidar su cargo, apoyado por los dos partidos de centro-derecha, el Social Demócrata (PSD, 81 escaños de 230 en el Parlamento) y el CDS-PP (21 diputados).

A estos comicios, a los que están llamados a participar 9,6 millones de portugueses, concurren otros cinco candidatos.

De ellos, quien más opciones tiene de competir con Cavaco -líder de todos los sondeos- es el socialista Manuel Alegre, que cuenta con el respaldo de su partido (ahora en el Gobierno, con 91 escaños) y el Bloque de Izquierda (16 diputados).

Alegre confía en conseguir los suficientes votos como para forzar la segunda vuelta, aunque para ello tendrá que sobreponerse a la estadística, que dice que los tres presidentes que tuvo Portugal desde 1974 fueron siempre reelegidos al menos una segunda vez.