Assange afirma tras ser puesto en libertad que seguirá con su actividad

Imanol Allende LONDRES/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Asegura que luchará por demostrar su inocencia y lo que hay detrás de los cargos contra él. El juez lo obliga a llevar una pulsera electrónica y le impone la obligación de ir todos los días a la comisaría

17 dic 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Bastaron noventa minutos para que el juez Duncan Ouseley, del Tribunal Superior de Londres, ratificara al mediodía de ayer la puesta en libertad bajo fianza de Julian Assange dictada el martes por el juez de primera instancia Howard Riddle, rechazando así un recurso que aún no está claro quién interpuesto. Con posterioridad, el equipo legal del fundador de Wikileaks entregó la fianza impuesta: unos 236.000 euros en metálico, y unos 50.000 euros como garantía o avales, en dos paquetes de 25.000, dinero donado por particulares.

Pasadas las seis de la tarde y ante un grupo de periodistas y simpatizantes que acudieron hasta las puertas del Supremo a pesar de la lluvia y el frío, un Assange recién liberado agradeció las muestras de apoyo recibidas durante sus nueve días de encierro. «Quiero agradecer a todo el mundo que ha tenido fe en mí, que ha respaldado a mi equipo mientras he estado ausente, a mis abogados que con valentía han aguantado y finalmente han tenido éxito en su lucha», dijo, para señalar: «Espero continuar con mi trabajo y demostrar mi inocencia, así como revelar cuando tengamos, que aún no la tenemos, la evidencia de estas acusaciones».

Vítores y aplausos

«Es fantástico oler el aire fresco de Londres otra vez», dijo. Sus palabras fueron vitoreadas y aplaudidas por los seguidores que llevaban apostados frente al edificio judicial desde la mañana esperando su liberación.

De momento, Assange pasará las Navidades en la imponente mansión de su amigo Vaughan Smith, en Suffolk, en espera de su comparecencia el 11 de enero ante el juez por el proceso de extradición a Suecia por presuntos delitos sexuales. Durante este tiempo, tendrá que llevar una pulsera electrónica.

Además, el juez Ouseley hizo ligeros cambios en las condiciones de libertad fijadas el martes por Riddle. Estos cambios se refieren a los horarios del toque de queda que deberá respetar -10.00 a 14.00 y de 22.00 a 2.00 horas-, así como a su comparecencia diaria a las seis de la tarde en la comisaría más cercana a su lugar de residencia. Para salir a la calle, ha tenido que entregar su pasaporte.

Gemma Lindfield, representante de la Fiscalía sueca, advirtió ayer sobre del alto riesgo de huida. «Assange viaja constantemente y no posee raíces en ningún sitio», indicó la letrada. Sin embargo, los abogados de Assange recordaron al juez que el australiano se encuentra en el Reino Unido desde octubre y que su dirección ha sido el club Frontline, propiedad de Smith.

«Estamos felices por nuestro cliente y por su familia. Julian no va a regresar a esa prisión victoriana [Wandsworth], no va a regresar a la celda que una vez ocupó Oscar Wilde», dijo su abogado inglés, Mark Stephens. No está claro quién decidió apelar la concesión de libertad bajo fianza impuesta el martes. Ayer la fiscalía británica y sueca se pasaron uno al otro esa patata caliente.

Los abogados y partidarios de Assange han denunciado las motivaciones políticas que, según ellos, existen detrás de la solicitud de extradición de Suecia, una maniobra en la que ven una reacción a las filtraciones de Wikileaks. Temen que no sea más que un primer paso para su posterior entrega a EE.?UU. «No tengo temor por mi extradición a Suecia. El mayor temor es la extradición a EE.UU.», dijo Assange anoche.