Ai Weiwei: «La disidencia no está organizada»

Zigor Aldama PEKÍN/LA VOZ.

INTERNACIONAL

El disidente, al que el régimen impide viajar al extranjero, reconoce que es difícil llevar a cabo acciones conjuntas al estar bajo la amenaza constante del arresto

09 dic 2010 . Actualizado a las 02:39 h.

Ai Weiwei es el disidente en libertad más problemático para el régimen chino. Se trata de uno de los firmantes de la carta 08, el documento que precipitó el encarcelamiento de Liu Xiaobo, el Nobel de la Paz, pero, además, su trabajo como artista, que le ha reportado fama internacional, le sirve de escudo. Sin embargo, últimamente Ai está tentando demasiado a la suerte, y la paciencia del régimen chino parece que toca a su fin.

El mes pasado, este artista que actualmente expone en la Tate Gallery de Londres, recibió el anuncio de que su estudio en Shanghái va a ser derribado. A modo de protesta preparó una cangrejada a la que asistió un nutrido público. Él no pudo. La policía lo mantuvo bajo arresto en el mismo domicilio en el que recibió a este periodista, a las afueras de Pekín. «Al Gobierno chino no le importa la vida humana», dice sin tapujos. Por declaraciones como esta unos policías le abrieron el cráneo a porrazos. Se recuperó del edema cerebral en Alemania y regresó para dar guerra.

El último enfrentamiento se produjo hace días, poco después de que Ai cruzara el control de pasaportes para embarcar en un vuelo a Seúl.

«Se acercaron dos policías y me dijeron que no podía salir porque podría perjudicar la seguridad nacional», relata por teléfono para actualizar esta entrevista. «Tienen miedo de que vayamos a la ceremonia, aunque yo no tenía ninguna intención de hacerlo», asegura. La situación demuestra la preocupación de Pekín por el papel que juega el artista, y él mismo es consciente de que sus palabras pueden llevarlo a sufrir graves consecuencias. «Estoy preparado», desafía.

-Gracias a Internet, sus mensajes se propagan muy rápido, pero la Red también sirve para tenerlo controlado. ¿Qué papel cree que juega este nuevo medio en la disidencia china?

-Es un gran regalo para países como China, la única ventana al mundo en esta caja sellada, y la única herramienta que puede impulsar un cambio. Por eso le preocupa al Gobierno, que trata de silenciar Internet para que el pueblo no pueda expresarse. Pero al final esta revolución cambiará el país.

-Sin embargo, no parece que la mayor parte del pueblo chino apoye su forma de actuar.

-La falta de información y el exceso de propaganda se alían con el pragmatismo inherente a la forma de ser de la población china y hace que la mayoría viva anestesiada, desconocedora de que puede obtener unos derechos que nunca ha tenido.

-Usted es un artista, pero habla como un activista político.

-A mí no me importa si soy o no soy un artista. Me preocupa lo que puedo hacer como ser humano. Soy consciente de que mi faceta como creador me da una voz más fuerte en el mundo, y por eso considero que es mi obligación hacerla valer. No hacerlo sería un crimen.

-Ese compromiso que tiene con la sociedad contrasta con el aumento del individualismo y la indiferencia política entre las generaciones más jóvenes.

-Soy optimista. Creo que esas generaciones son nuestra única esperanza, y que es necesario impedir que el Gobierno consiga alienarlas. Es cierto que son más egoístas, pero también forman el primer grupo de chinos independientes de la estructura antigua de esta sociedad. Llevará tiempo.

-Para eso tendrán que hacer llegar su mensaje de forma más contundente (El premio concedido a Liu Xiaobo ha tenido poca repercusión en China, donde la mayoría de la población ni siquiera sabe quién es).

-Es cierto que el grupo de intelectuales al que se hace referencia como la disidencia china no está bien organizado. Es difícil llevar a cabo acciones conjuntas en un país tan vasto y con la amenaza constante del arresto. Muchos piensan como nosotros, pero pocos se atreven a decirlo en público. Si conseguimos cambiar este hecho, cambiaremos China.

-¿Qué papel puede jugar el mundo en ese cambio?

-Pues depende. Porque el mundo se asocia con la mafia del Gobierno chino para sacar beneficio. Da igual que sean muy conscientes de que en China se violan los derechos más fundamentales, y eso demuestra que todos los Gobiernos son de la misma naturaleza. El mundo dice: «dejemos a China que se desarrolle y ya se democratizará». Pero yo digo: «si no haces algo por la democracia, eres parte del crimen». El cambio nunca llegará si nos quedamos mirando.

Sobre este particular, Ai Weiwei añade por teléfono que considera un paso importante el Premio Nobel de la Paz concedido a Liu Xiaobo, pero también hace hincapié en los países que han decidido no acudir a la ceremonia de entrega del premio como consecuencia de la presión de la nueva superpotencia mundial.

-¿Considera que la decisión de abandonar China que ha tomado Google es también una forma de ayudar al cambio en el país?

-Apoyo totalmente esta decisión, que supone una lección moral para el mundo. Ha dejado claro que ya basta, que una empresa de Internet, o del sector que sea, no puede abandonar todos sus valores para hacer negocio a toda costa. La esfera económica internacional también debería ejercer su responsabilidad social, pero eso es imposible de conseguir.