El «C» del MI6 desinfla el mito de Bond

Imanol Allende LONDRES/LA VOZ.

INTERNACIONAL

El jefe del espionaje británico ofrece una charla pública por primera vez para defender el papel y la integridad del servicio

29 oct 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Desde el 10 de agosto de 1909, cuando el almirante Berthell (jefe de la inteligencia naval) escribió al comandante Mansfield Cumming anunciándole que tenía «un puesto excitante» para él, jefe del nuevo Servicio Secreto de Inteligencia, embrión del actual MI6, el mundo del espionaje ha cambiado con los tiempos.

Desde entonces y hasta ayer, cuando el actual director, sir John Sawers, ofreció una charla pública, han pasado varias guerras, dos mundiales, una fría, numerosos conflictos internacionales y, en los últimos años, un rápido proceso de apertura de este servicio, que aunque era tan secreto que durante décadas se negó su existencia, cada vez lo es menos. ¿Qué hubiera opinado Cumming, que para mantener en secreto su identidad se hizo llamar «C», al ver a uno de los herederos hablando en público sobre cuál es el papel del MI6 en la sociedad, su labor en desbaratar planes terroristas o en intentar que países como Irán no obtengan la bomba nuclear? No lo hubiera aprobado, porque la esencia básica del espionaje es el secreto. Al menos, así era hasta que irrumpió Internet.

Como cualquier otro mito, el del MI6 tiende a desinflarse cuando desde sus propios despachos se pretende explicar para qué está y cuál es su función. Hasta ahora los mortales que no entendíamos de agencias de espionaje o de servicios de inteligencia, nos deleitábamos pensando que en ese mundo todos eran como Bond. Ahora, sir John y su glasnost nos han enturbiado esa imagen de los espías como amorales-provocadores-play boys, para explicarnos que su labor es necesaria igual que la de notarios en la sociedad.

Código moral

«El secreto no está para encubrir», explicó sir John en respuesta a las acusaciones de ofrecer información falsa para encubrir la decisión política de invadir Irak; o que en el MI6 se aborrece la tortura y que nunca utilizarían tales métodos. «Los agentes se conducen mediante un código moral e íntegro», señaló ante las acusaciones de tortura a presos de Guantánamo. «Nuestros agentes son unos héroes y luchan por su comunidad», recordó. Bond lo hacía para camelar a la más guapa y forrarse.

Lo que producen las palabras de sir John es un alud de desilusión. Ahora, los agentes ya no beben martinis ni conducen un Aston Martin ni enamoran mujeres bandera; se sientan ante un ordenador y combaten el ciberterrorismo, y para que nadie los denuncie se escudan tras excusas que hubieran sonrojado a Bond e incluso a Cumming. «El terrorismo es nuestra preocupación y aunque nos esforcemos, un ataque puede ocurrir y el coste humano puede ser enorme», explicó sir John.

¿Estaba «C» intentando mediante cualquier truco, incluso el de ofrecer una conferencia, que el Gobierno continúe manteniendo su actual presupuesto, amenazado por los recortes de gasto público? Todo es posible en el mundo del espionaje.