Oaxaca, la falsa tragedia que engañó a todo el mundo

Fernando Heller y Andrea Sosa BRUSELAS/CIUDAD DE MÉXICO/DPA.

INTERNACIONAL

Las autoridades locales inflaron el derrumbe para recibir ayudas del Estado

30 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

«Antes de publicar una información afirmando que hay 600 muertos en el deslizamiento de tierra en México, por favor, verifiquen sus fuentes». Estas líneas corresponden a una lectora francesa airada que reaccionó con enfado en las páginas de la edición digital del rotativo galo Le Figaro ante la supuesta catástrofe ocurrida el martes en el país norteamericano.

También Le Monde , entre otros varios medios europeos, abrió su edición en línea a los comentarios de sus lectores, ante la «tragedia» que al final no fue y que dejó, hasta el momento, dos casas sepultadas y 11 desaparecidos: ocho niños y tres adultos. Pero ningún muerto confirmado. Y es que el deslizamiento de tierra en la localidad de Santa María de Tlahuitolepec, en el sureño estado mexicano de Oaxaca, ocupa espacios más que relevantes en gran parte de la prensa europea, que ahora se pregunta cómo es posible que las cifras hayan oscilado tanto en pocas horas.

En las páginas y comentarios de numerosos rotativos del Viejo Continente se critica el excesivo alarmismo de las autoridades mexicanas, que crearon el equivoco al difundir como oficiales datos sin contrastar. ¿Por qué? El gobernador de Oaxaca, Ulises Ruiz, dijo en un principio que había entre 500 y 1.000 personas desaparecidas, después de que el alud sepultara, según esa versión inicial, entre 100 y 300 casas. Más tarde habló de siete muertos y más de un centenar de desaparecidos.

El ministro de Gobernación de México, Francisco Blake, se desplazó a Oaxaca ante lo que se presumía una tragedia de grandes dimensiones en una zona a la que, por las fuertes precipitaciones y la caída de un puente, los equipos de rescate no lograban llegar ni por aire ni por tierra. Cuando al fin arribó a pie un contingente militar, el presidente Calderón afirmó que se le habían reportado «serios daños, pero no de la magnitud estimada». No obstante, mencionó que el gobernador le había hablado de siete muertos.

El caso es que, mientras las autoridades trataban de llegar al lugar del desastre, labor que se demoró diez horas por los problemas de acceso, la noticia conmovía a México y daba la vuelta al mundo por Internet, radios y televisiones. Su impacto fue tan grande que en distintas partes del planeta hubo reacciones de solidaridad y condolencia.

Puesta en la tesitura de explicar las discrepancias entre lo ocurrido realmente y los datos difundidos, la radiotelevisión pública belga RTBF sugirió la posibilidad de que las autoridades locales hubiesen exagerado premeditadamente la cifra de víctimas para recibir antes las ayudas estatales en caso de desastre natural. Algo de esto insinuó también el portavoz de Protección Civil de México, que señaló que los datos preliminares proporcionados pueden haber sido utilizados como «medida de presión para que fuéramos a la zona».

El gobernador de Oaxaca lo confirmó implícitamente al decir que no se arrepiente de haber dado la voz de alarma. «A esa hora, sin luz, sin comunicaciones, lo que se hizo fue mover a todo el aparato. Afortunadamente, no fue lo que se dijo, pero no se podía hacer otra cosa a las cuatro de la mañana confrontando a ver si era cierto o no», se justificó.