Sútiles críticas entre Rousseff y Serra en el penúltimo debate televisivo antes de los comicios

EFE

INTERNACIONAL

Los sondeos dan a la candidata oficialista como favorita con el 50% de respaldo.

27 sep 2010 . Actualizado a las 10:38 h.

Los principales candidatos a la presidencia de Brasil, la oficialista Dilma Rousseff y el opositor José Serra, cruzaron lanzas hoy en el penúltimo debate televisivo antes de los comicios, sin hacerse daño y con muy sutiles críticas.

El encuentro entre Rousseff, del Partido de los Trabajadores (PT), y Serra, del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), incluyó también a los abanderados del Partido Verde (PV), Marina Silva, y del Partido Socialismo y Libertad (PSOL), Plinio de Arruda Sampaio, y fue organizado por el canal TV Record.

Según sondeos previos a las elecciones del próximo domingo, Rousseff cuenta con un 50 por ciento de respaldo, seguida por Serra, con cerca del 30 por ciento, Silva (10 por ciento) y Arruda, que no llega al 2 por ciento.

Como ha hecho en otros debates y en toda su campaña, Rousseff se escudó en el actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva, para presentar credenciales y rebatir su supuesta falta de experiencia política, por no haber sido jamás candidata a ningún cargo.

Rousseff, que fue primero ministra de Minas y Energía y luego de la Presidencia en el Gobierno de Lula, reiteró que la experiencia que le podía faltar la adquirió con un líder de la naturaleza del ex sindicalista, que tras ocho años en el poder tiene una popularidad del 80 por ciento.

La candidata oficialista fue azuzada por Arruda y Silva, quienes recordaron escándalos de corrupción ocurridos en los seis últimos años en el Ministerio de la Presidencia.

«La corrupción estaba en la oficina vecina a la suya y no la vio.

¿Será que usted fue cómplice o es incompetente para escoger a sus colaboradores?», increpó Arruda en relación a Erenice Guerra, una asesora de Rousseff que la sustituyó como ministra y dimitió hace dos semanas acusada de tráfico de influencias.

Silva, a su turno, recordó que en 2005 el Gobierno tambaleó por otro gran escándalo de corrupción que también nació en el Ministerio de la Presidencia.

Rousseff no se dejó acorralar y repitió el discurso que el propio Lula ha usado siempre que la corrupción surgió en su Gobierno.

Según la candidata del PT, «nadie está libre de sospechas», pero toda denuncia, como la formulada contra Guerra, debe investigarse en «en forma rigurosa» antes de establecer responsabilidades.

También se comprometió a que, si gana las elecciones y no hay conclusiones sobre los casos recientes, «se seguirá investigando hasta el fin» y se «acabará con la impunidad».

Sobre la condena que han recibido unas críticas de Lula a la forma en que la prensa ha cubierto la campaña, Rousseff negó que oculten intentos de controlar a los medios.

«Prefiero las voces múltiples y criticas de la democracia que el silencio de las dictaduras», y «considero que cualquiera que sea la posición de la prensa, tiene derecho a decir lo que quiera de mi candidatura, así como tengo derecho a defenderme», declaró Rousseff.

En ese punto, Arruda denunció que, como «único candidato real de la izquierda», fue «censurado» por los medios, porque se opone «al sistema capitalista y la gran prensa es un arma del capitalismo».

Serra, por su parte, que pugna por llegar a una segunda vuelta ante Rousseff, se valió del debate para arremeter contra la política exterior de Lula, a quien acusó de haberse «aliado a dictaduras».

Según Serra, Lula «se ha aliado a regímenes dictatoriales como el de Irán, que ahorca opositores, apedrea mujeres, detiene periodistas y claramente está en la carrera por conseguir la bomba atómica».

Aludió así a las cercanas relaciones que el Gobierno estableció con el régimen de Teherán y a la defensa que ha hecho del «derecho» de Irán a un desarrollo nuclear pacífico, pese a las sospechas que existen sobre el carácter bélico de sus programas.

Mas allá de esos asuntos, todos los candidatos, salvo Arruda, concordaron en que el país debe mantener las políticas económicas vigentes, así como programas sociales que han sacado a unos 24 millones de personas de la pobreza.

También hubo acuerdo sobre la necesidad de un desarrollo con responsabilidad ambiental, de mejoras en la educación, la salud y, en general, en todos los servicios públicos.

Tras el tibio debate de hoy, los candidatos volverán a verse las caras en el canal Globo el próximo jueves, cuando concluirá la campaña para las elecciones del próximo domingo.