Franciáfrica, en el punto de mira de Al Qaida

David Alvarado RABAT/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Los intereses de la ex metrópoli en las ricas ex colonias

23 sep 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Empleada por vez primera en 1955 por Félix Houphouët-Boigny, entonces presidente de Costa de Marfil, la expresión Franciáfrica hace alusión a las redes de influencia de París en sus antiguas colonias africanas. La política de la Franciáfrica implicó el apoyo a dictadores, asesinatos políticos y la apropiación indebida de fondos en beneficio de una clase política y militar que, a cambio, permitía a las multinacionales francesas un acceso directo a los vastos recursos naturales africanos.

Desde la independencia de los países africanos, el acceso a recursos estratégicos se mantiene como una prioridad para el Estado francés. Con el fin de la guerra fría, la liberalización global de la economía hace que algunos proclamen el fin de las interdependencias francoafricanas, como el propio Sarkozy, que en el 2006 declaró que «Francia, económicamente, no necesita de África». Otros, en cambio, aún sostienen la validez de la fórmula como Omar Bongo, presidente de Gabón desde 1967 hasta su muerte, en el 2009: «África sin Francia es un coche sin chófer y Francia sin África es un coche sin carburante».

África posee el 8% de las reservas mundiales de petróleo, el 40% del potencial hidroeléctrico, el grueso de los diamantes y de cromo, el 50% del oro, el 90% del cobalto, el 50% de los fosfatos y el 40% del platino y del uranio. Cuenta, además, con unos mil millones de habitantes, un mercado gigantesco que abre apetitos de todo tipo, no solo para la venta de bienes de consumo, sino también en cuanto a las crecientes necesidades inherentes a la modernización de África, donde casi todo está por hacer.

Las filiales de los grandes grupos franceses son omnipresentes en sectores como la energía (Total, Elf, Norelec, Alstom, Vinci), la construcción (Bouygues, Spie, Fougerolles, Dumez, Sogea, Razel, Lefèvre), la gran distribución (Cfao), el transporte (Air France), los servicios (Accor, BNP Paribas, Société Générale, Crédit Lyonnais, Véolia, Saur), la agroindustria (Cfdt, Saupiquet, Castel, Cemoi, Lesaffre), la industria (Lafargue, Air Liquide, Vicat, Dagruis) o las telecomunicaciones (France Télécom, Alcatel, Satom).

El secuestro de los trabajadores de Areva en una zona de Níger rica en uranio ha puesto de relieve la magnitud de los intereses de Francia en África. En el comunicado reivindicativo, Al Qaida hizo especial hincapié en este aspecto, acusando a Francia de «saquear desde hace décadas los recursos» del país. Más que un «simple» secuestro, AQMI busca generar temor en el denso tejido de intereses occidentales en liza a través de su actor ponderado en la región, Francia.