Rumanía desentierra los restos de Ceausescu y de su esposa, Elena

Paco Soto VARSOVIA/COLPISA.

INTERNACIONAL

Hará pruebas de ADN a los cadáveres para certificar que son los del matrimonio

22 jul 2010 . Actualizado a las 02:16 h.

Rumanía, el país que, junto con la Albania de Enver Hoxha, sufrió el régimen comunista más duro de Europa del Este, regresó ayer a su siniestro pasado al comenzar los trabajos de exhumación de los cadáveres del dictador Nicolae Ceascescu y de su esposa, Elena, fusilados el 25 de diciembre de 1989.

Los restos, enterrados en el cementerio Ghencea, de Bucarest, serán sometidos a pruebas de ADN para confirmar que pertenecen a la pareja que aterrorizó el país balcánico y lo hundió en la miseria durante 24 años. Valentin, uno de los hijos de Ceaucescu, había exigido un examen forense porque no estaba seguro de que sus padres hubieran sido enterrados en la tumba que lleva sus nombres.

De los tres hijos de los Ceausescu solo vive actualmente Valentin, de 62 años. Un trabajador del cementerio confirmó a los medios que los trabajos de exhumación empezaron a las siete de la mañana y que «los expertos forenses tomaron muestras de los restos mortales y de la ropa que estaban en los ataúdes». Por su parte, el yerno del ex dictador, Mircea Opran, contó que en el ataúd de su suegro solo había huesos y ropa y que también estaba la gorra de piel de cordero que Ceausescu llevaba puesta en el momento de su ejecución.

Opran aseguró haber reconocido el abrigo que llevaba su suegro el día de su ejecución. «Tenía agujeros, como en los pantalones», y es por eso que «me inclino a pensar que los restos son los de mis suegros. Pero no puedo estar seguro al cien por cien hasta que se les realicen las pruebas de ADN», dijo.

Según los expertos, el resultado de los análisis se dará a conocer dentro de varias semanas. Después, los cuerpos serán nuevamente enterrados. Valentin Ceausescu había cuestionado la autenticidad de la tumba de sus padres porque no existen documentos oficiales sobre el entierro.

Según la versión oficial, los cuerpos fueron sepultados en Ghencea, pero lo que ocurrió es que, en una primera etapa, como las autoridades temían que sus tumbas fueran profanadas, ordenaron enterrarlos de noche y bajo cruces con falsos nombres. Al parecer, tras la ejecución de la pareja, que tuvo lugar en una base militar cerca de la localidad de Targoviste, la cúpula del Ejército organizó el entierro a toda prisa y en secreto cuando en Bucarest aún se estaban produciendo combates entre los golpistas que acabaron con la dictadura y sus partidarios.

Opran reconoció que no sabe «qué pasará si se descubre que los Ceausescu no están en estas tumbas», pero adelantó que «probablemente demandaremos al Estado rumano».