«Castro utiliza a la Iglesia, pero detrás hay una decisión política»

Mercedes Lodeiro REDACCIÓN/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Este disidente defensor de los derechos humanos sostiene que si Carrillo y Marx vivieran en Cuba estarían en la cárcel porque no aceptarían la situación del pueblo

23 may 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Elizardo Sánchez, presidente de la ilegal Comisión Cubana de Derechos Humanos y Reconciliación Nacional, es un profesor universitario que pasó de ser un firme partidario de la revolución y explicar a Marx en la universidad a izar la bandera de los derechos humanos, lo que en Cuba no es compatible. Ha conocido el olor de la celda y confiesa tener miedo de volver a percibirlo.

-¿Qué opina de la mediación de la Iglesia en defensa de los presos políticos?

-Creo que el Gobierno utiliza a la Iglesia como canal, pero detrás hay una decisión política del régimen totalitario, al que le viene bien dar algún paso ante la expectativa del mundo civilizado. En cuanto a los prisioneros de conciencia, entre los que hay varias decenas de enfermos, confío en la buena fe del alto liderazgo católico y de otras iglesias que tratan de ayudar, pero confieso mi absoluta desconfianza en que el régimen de los hermanos Castro tenga una verdadera voluntad política para trabajar en las reformas modernizadoras que necesita Cuba. Hay que estar alerta a este Gobierno por sus reiteradas emisiones de falsas señales de cambio y de tratar de engañar a todo el mundo para garantizar su permanencia.

-Usted intentó mediar

-Es cierto. Transmití un mensaje desde el consenso que existía en Europa, con posibilidad de reformas en Cuba, y lo que hizo Fidel en 1997 fue matar al mensajero. Organizó una campaña tratando de desacreditarme. Es la dinastía totalitaria. La fórmula que aplican es durar para dictar y dictar para durar. No piensan en una alternativa. Consideran que son el fin de la historia de Cuba. Décadas con promesas y ayudas internacionales, e incluyo a Suárez, González, Fraga, Chirac, Prodi y Chrétien, al que el Gobierno de Castro acabó con ataques brutales, y sienten como si les mordieran.

-¿Ha cerrado la vía política para la transición?

-Tengo un profundo pesimismo, o por lo menos escepticismo, en cuanto a que se den pasos significativos, por no hablar de democratización. Si tiene lugar un proceso así, lo apoyaría.

-Pero siempre defendió un cambio desde los Castro.

-Efectivamente, yo les decía a los líderes de Europa y América: [Castro] quiere gobernar como Franco hasta el último día, se siente como nacido para mandar, pero que reconozca que tenemos derecho a los derechos y a las libertades. Propusimos que Fidel encabezara la transición. En Europa y Latinoamérica me dijeron que le daban apoyo diplomático, político y financiero, y él lo tomó como una amenaza a su régimen autoritario, el mismo que sigue mandando desde su sillón de enfermo.

-Franco y los derechos también estaban reñidos

-Todas las dictaduras son malas, pero el Franco tardío permitía producir naranjas y venderlas. En Cuba, el único empleador es el Gobierno, reina la propiedad del Estado. Mire, en Cuba, las peores noticias están en el futuro.

-¿A qué se refiere?

-Al tiempo de la reconstrucción social. Fidel y Raúl son dos caras de la misma moneda, comparten vocación autocrática y el temor a que llegue la hora de la justicia. Yo también la temo. Trabajamos para que cuando llegue haya el menor costo humano. Es difícil, porque han sido miles los fusilados por motivos políticos, y muchos inocentes.

-¿Fue torturado?

-En Cuba no existe la política oficial de tortura física. Se sigue el modelo de represión soviético y del Stasi alemán. Lo frecuente es la tortura psicológica, el confinamiento solitario en celdas pequeñas y oscuras. Yo fui víctima de eso, pero es difícil poner la frontera entre lo físico y lo psíquico.

-¿Hay represalias a la familia?

-Sí, la familia de un encarcelado es considerada como los judíos en los peores tiempos del nazismo, queda marcada y a los presos los tratan peor que a los reos comunes.

-Hay inquietud en el pueblo cubano por un cambio

-Sí, pero no es suficiente para que la mayoría pueda romper con su propio temor. Yo también tengo miedo de volver a la cárcel. Vengo de las filas comunistas antes de este Gobierno y ellos no tienen nada que ver con el comunismo. A este régimen uno de los puntos que lo sostienen es la explotación de los obreros a los que no reconocen derechos, y se asocia con capitalistas para buscar alguna vía. Si Carrillo y Marx vivieran en Cuba estarían en la cárcel, porque no aceptarían esta situación del pueblo. Los Castro siguen defendiendo un modelo que es casi la única causa de la pobreza, es el modelo de Hugo Chávez para entronizarse en el poder.