Los scouts estadounidenses ante la justicia por encubrir casos de pedofilia

Romain Raynaldy

INTERNACIONAL

Un hombre reclama a la organización 29 millones de dólares por haber mantenido los brazos cruzados ante los abusos sexuales de los que eran víctimas muchos niños y adolescentes.

06 abr 2010 . Actualizado a las 20:21 h.

Mientras la Iglesia católica soporta el escándalo de los casos de pedofilia, los scouts estadounidenses se encuentran ante la justicia en Portland (Estado de Washington, noroeste), acusados de encubrir durante decenas de años abusos sexuales cometidos por sus animadores.

Un proceso iniciado a mediados de marzo y que aún debe durar unas dos semanas más pone el foco en los Boy Scouts of America (BSA), organización a la que un hombre de 37 años reclama 29 millones de dólares por haber mantenido -según él- los brazos cruzados ante los abusos sexuales de los que eran víctimas numerosos niños y adolescentes.

El hombre, cuya identidad es mantenida en el anonimato y que usa el seudónimo de Jack Doe, es una de las víctimas de Timur Dykes, un ex animador de la rama de los scouts en el Estado de Oregon, condenado en tres oportunidades por pedofilia.

Los scouts han sido llevados ante la justicia estadounidense -y condenados- en numerosas oportunidades, pero este proceso toma una dimensión particular, en un momento en el cual «son noticia los escándalos de abusos sexuales en la Iglesia católica», estima Patrick Boyle, editor del sitio youthtoday.com y autor de un libro sobre los escándalos sexuales en la organización scout estadounidense.

«Esto muestra al público hasta qué punto los abusos sexuales están extendidos en algunas instituciones y organizaciones y cómo éstas los ocultaron durante numerosos años», dijo a la AFP.

La gran novedad de este juicio es que obligó a los scouts, que celebran este año sus 100 años, a divulgar los archivos en los cuales están consignados los abusos sexuales registrados por la organización.

Expedientes que no habían salido de los archivos de los scout desde hace más de 20 años y que afectan a «miles» de víctimas, según Boyle.

«Los archivos fueron creados hace casi un siglo. Por lo que muestran lo que los dirigentes scouts sabían, cuántos niños fueron abusados, cómo los violadores burlaron a la organización scout para estar en contacto con niños, y los lugares donde ocurrieron los abusos», explica.

Extremadamente prudente, la dirección central de los scouts, con sede en Texas, se limitó a difundir un comunicado indicando: «Lamentablemente, los abusos (sexuales) de niños son un problema de la sociedad y no existe ningún método infalible para reconocer a un potencial violador».

El comunicado fue publicado en el sitio web de la organización.

La otra línea de defensa de los Scouts es que «no eligen a los animadores locales, que dependen en Oregon del Cascade Pacific Council u la Iglesia mormona», destacó Boyle.

No obstante, añadió, corresponde a los scouts indicarles a los responsables locales «qué tipo de personas pueden reclutar, cómo deben seleccionarlos y cómo actuar en caso de abusos sexuales».

Consultado por la AFP, el abogado de Jack Doe, Kelly Clark, no realizó comentarios, pero en su sitio de Internet observa que ciertas víctimas pueden experimentar «un sentimiento de culpabilidad a la hora de atacar a una organización que muchos consideran positiva (...) y donde la lealtad en uno de los valores fundamentales».

«Es deprimente ver que la organización no admita que tiene un problema específico con el abuso sexual», lamentó Boyle. «Espero que un día tomen sus expedientes y los den a un investigador» para que puedan modificar su organización y poner fin a los abusos.

«Al menos la Iglesia católica pidió a un grupo de expertos analizar los abusos sexuales en sus filas», indicó.