Obama no arranca un compromiso sobre la sanidad a los republicanos

Tatiana López

INTERNACIONAL

La cumbre televisada, una iniciativa sin precedentes en EE.UU., pone de manifiesto las diferencias partidistas

26 feb 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Republicanos y demócratas volvieron a mostrar ayer sus diferencias sobre la reforma sanitaria en la cumbre convocada por Barack Obama con la esperanza de relanzar su estancada propuesta. La cumbre, que reunió a 40 legisladores de ambos partidos en Blair House, fue transmitida en directo por las principales televisiones. Una iniciativa sin precedentes con un claro objetivo: presentar a los estadounidenses lo que cada partido opina sobre el plan que le ha costado al presidente buena parte de su popularidad.

«Todos sabemos que esta reforma es algo urgente y que desgraciadamente se ha convertido en una batalla demasiado ideológica», dijo Obama, apelando al espíritu bipartidista al inicio de una cumbre que se prolongó seis horas. «Busco que nos centremos no en lo que nos separa, sino en las cosas en las que estamos de acuerdo», señaló.

Esos deseos chocaron con la negativa de los republicanos, que incluso antes de acudir al encuentro ya había dejado claro que no aceptaría ninguno de los planes puestos sobre la mesa, incluyendo el último borrador presentado por Obama el lunes. «Este no es un coche que podamos arreglar o remodelar, tenemos que comenzar desde cero», dijo el senador republicano Lamar Alexander. Recordó que el plan de Obama le costará al Estado un billón de dólares en los próximos diez años y no conseguirá reducir los elevados costes de los programas sanitarios públicos, y que suponen un 17% del PIB estadounidense.

Desde las filas republicanas lo que se propuso ayer no era una reforma integral sino pequeños cambios en el sistema de salud, como por ejemplo permitir a los usuarios que compren seguros fuera de sus estados o cambiar las leyes que permiten denunciar a los médicos por negligencia, algo que cada año le cuesta al Gobierno cientos de millones de dólares. La propuesta fue tachada como inaceptable por destacados líderes demócratas, incluida la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi. «No se trata solo de la cobertura médica para EE.?UU. Se trata de conseguir unos Estados Unidos más sanos», dijo.

El momento más tenso fue un intercambio de reproches entre John McCain y Obama, en el que este último le recordó que «la campaña electoral ya se acabó». «Me lo recuerdan cada día», replicó el senador.

Los demócratas afrontan un escenario complicado, sin los votos necesarios en el Senado para aprobar por supermayoría la ley y a pocos meses de jugarse su dominio en el Congreso en las elecciones de noviembre. Entre las opciones que les queda destaca la utilización de un recurso político conocido como «conciliación presupuestaria», previsto para leyes urgentes en las que solo se necesita una mayoría simple en el Senado para aprobar la medida.

Obama dejó abierta esta puerta al ser interrogado sobre si tenía un plan B: «Siempre tengo un plan».