Un avión se estrella en el mar como una bola de fuego frente al Líbano

Weedah Hamzah

INTERNACIONAL

Recuperados los cuerpos de 30 de las 90 personas que iban en él, entre ellos el de la mujer del embajador francés

26 ene 2010 . Actualizado a las 03:34 h.

Apenas hay esperanza para las 90 personas que viajaban a bordo del Boeing 737-800 que ayer cayó al mar como una bola de fuego, a 18 kilómetros de la costa libanesa. El avión comercial de Ethiopian Airlines despegó con mal tiempo a las 2.30 hora local (una menos en España) del aeropuerto de Beirut rumbo a Adís Abeba. Poco después, se estrellaba. Anoche los cadáveres recuperados se acercaba a la treintena.

El presidente libanés, Michel Suleiman, descartó que se tratara de un ataque terrorista, mientras que un responsable de Defensa informó de que el avión se partió en cuatro antes de caer e indicó que los investigadores trataban de determinar si fue alcanzado por un rayo en medio de una violenta tormenta. Según la aerolínea, en el avión viajaban 54 libaneses, 31 etíopes -entre ellos, los ocho miembros de la tripulación- dos británicos, un turco, tres franceses, un ruso, un canadiense, un sirio y un iraquí. Entre los desaparecidos se encuentra también la cubana Marla Sánchez Pietto, la mujer del embajador francés en el Líbano. Un diputado del partido chií Hezbolá tuvo más suerte. Había reservado plaza en el vuelo pero no llegó a embarcar ante la convocatoria de una sesión extraordinaria del Congreso.

En el aeropuerto de Beirut se vivieron escenas dramáticas. Padres y esposas llorosos aguardaban noticias de sus seres queridos. «Mi hijo y mis sobrinos estaban a bordo», se lamentaba Um Alí Djaber, una mujer llegada desde el sur del Líbano. «Les acompaño en el sentimiento», aseguraba en el lugar el primer ministro, Saad Hariri. En el operativo de rescate participa un barco alemán y otro italiano de la Finul, la fuerza de paz de la ONU.

Falsas esperanzas

Al principio, los familiares se aferraron a las noticias, según las cuales el Ejército libanés había conseguido rescatar a siete personas. Esas esperanzas se esfumaron al quedar patente que los equipos solo habían recuperado cadáveres. La identificación es muy difícil porque muchos rostros están desfigurados y los cuerpos desmembrados. El oleaje trajo hacia la costa partes del fuselaje, maletas y otras pertenencias de los pasajeros. Por el momento se sabe que el Boeing 737-800 interrumpió el contacto por radio poco después de despegar. A continuación, los testigos vieron algo así como una explosión. «Llovía y hacía viento y, de repente, el cielo se iluminó con una bola de fuego naranja», explicó el empleado de una gasolinera cercana al aeropuerto. El ministro de Defensa, Elías Murr, aseguró que el avión está a una profundidad de entre 50 y 100 metros, por lo que espera que no sea difícil encontrar las cajas negras. En esa labor participará un navío estadounidense especializado.

La catástrofe a conmocionado al Líbano, un país que después de décadas de guerras intenta recuperar una relativa normalidad. El Gobierno ha decretado un día de luto nacional.