Un disparo en el corazón mata a un sobrino de Musavi en Teherán

Nolo Mariño

INTERNACIONAL

La oposición denuncia la muerte de otras siete personas y las autoridades confirman 300 detenciones

28 dic 2009 . Actualizado a las 02:40 h.

Un sobrino del líder opositor iraní, Mir Huseín Musavi, resultó muerto ayer durante los enfrentamientos entre manifestantes y fuerzas de seguridad en el centro de Teherán. La noticia fue confirmada por Alí Beheshti, uno de los principales colaboradores de Musavi, quien aseguró que el sobrino, de 35 años, recibió un disparo en el corazón.

Según la oposición, otros tres participantes perecieron en las cargas policiales en la capital. Cuatro más cayeron en la ciudad norteña de Tabriz. Aunque inicialmente las negaron, fuentes oficiales admitieron a última hora la cifra. El subcomandante de la policía en la capital, Ahmad Reza Radan, reveló, asimismo, que alrededor de 300 personas fueron detenidas. Admitió, además, que «decenas de miembros de las fuerzas de seguridad resultaron heridos» en los enfrentamientos.

La República Islámica celebró ayer el aniversario del martirio del imán Huseín, hace catorce siglos, de una forma nunca vista hasta ahora. Los manifestantes antigubernamentales superaron en número a los penitentes en las procesiones, a pesar de las amenazas de las autoridades sobre las posibles represalias.

La muerte del nieto de Mahoma es el episodio en el que los musulmanes chiíes del mundo expresan su vocación de martirio, y ayer, para muchos de ellos en Irán, se convirtió en un hecho. Así el día de la Ashura vio las calles teñidas de sangre iraní por primera vez desde las protestas que siguieron a las elecciones del pasado junio.

La policía, apoyada por miembros de la milicia islámica, los temidos basiyíes, disparó sobre la multitud en los peores enfrentamientos vividos en las calles de Teherán en los últimos meses. En algunas de las principales arterias de la capital, los manifestantes contestaron a los disparos y a los gases lacrimógenos contraatacando a su vez. Varios coches patrulla, motos, e incluso algún camión de las fuerzas de seguridad resultaron incendiados.

La plaza de Vali-e Asr se convirtió en un verdadero campo de batalla poco después de las once de la mañana. Pequeños grupos de manifestantes se fueron congregando por las esquinas y esperaban a perder de vista a los milicianos y policías para entonar sus eslóganes de «muerte al dictador» o «muerte a Jamenei», en referencia al líder de la Revolución, el ayatolá Alí Jamenei, quien ha defendido al reelegido Mahmud Ahmadineyad.

Para cuando los antidisturbios conseguían reaccionar, esos grupos formaban ya masas compactas de varios cientos y no dudaban en enfrentarse a ellos. La mayoría, como viene siendo habitual, mujeres de mediana edad y chicos y chicas jóvenes. Los lazos verdes y los dedos abiertos haciendo el signo de la victoria eclipsaban a los pocos penitentes que tímidamente salían en procesión.