Londres abre la investigación sobre la invasión de Irak

Imanol Allende

INTERNACIONAL

25 nov 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Muchos británicos se preguntaban ayer qué sentido tiene la investigación pública sobre la invasión de Irak si no se va a juzgar ni a condenar las decisiones y comportamientos de los involucrados. El verdadero objetivo parece ser lavar conciencias y censurar los errores cometidos. Errores que costaron la vida a 179 soldados británicos y a miles de iraquíes.

La comisión investigadora al mando de sir John Chilcot se abrió ayer con la intervención de sir Peter Ricketts, el presidente del Comité de Inteligencia en el 2001. Ricketts confirmó lo que ya había trascendido a la prensa los días anteriores: que la invasión de Irak no respondió a informes de los servicios secretos que advertía del arsenal de armas de destrucción masiva de Sadam Huseín Fue una decisión cuyo primer runrún comenzó a sonar en el 2001, justo después de la elección de George W. Bush como presidente de EE.?UU.

Poco más dio de sí la sesión en la que lo más destacado, sin embargo, fue lo que dijo el presidente de la comisión. Chilcot indicó que el objeto de la investigación no era el de culpar a nadie. «No somos un tribunal, nadie esta bajo juicio y no habrá ni culpables ni inocentes», explicó. También confirmó que esperaba que aquellos que presten testimonio, entre los que se espera comparezcan Tony Blair (prevista para enero) y e Gordon Brown, «digan la verdad».

Sin embargo, cada vez son más los que opinan que esta investigación difícilmente puede ser justa e imparcial cuando los cinco miembros que dirigen la investigación han sido elegidos a dedo y ninguno de ellos es ni siquiera letrado. La sensación es que, aunque se eleven críticas sobre la gestión de la invasión de Irak, sus conclusiones no serán muy críticas con la labor del Gobierno, ni con los máximos responsables militares.